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domingo, 27 de marzo de 2022

Tratamiento de la hernia inguinal

Tratamiento de la hernia inguinal 

Revisión sistemática y análisis en red: Actualización y evaluación comprensiva, dentro de los principales abordajes para la hernia inguinal, en el escenario de los ensayos clínicos aleatorios.

Autor(es): Aiolfi A, Cavalli M, Ferraro S, Manfredini L, Bonitta G, Bruni PG, Bona D, Campanelli G
Enlace: Ann Surg 2021; 274(6): 954-961



  •  Resumen


  • Más de 20 millones de pacientes sufren de hernia inguinal y son sometidos a reparación electiva cada año en el mundo. 
  • Debido al advenimiento de plataformas quirúrgicas innovadoras, la técnica quirúrgica ha evolucionado mediante los abordajes mínimamente invasivos. 
  • Revisiones sistemáticas previas de ensayos controlados randomizados (ECR) han sido publicadas sobre este tema. 
  • El propósito del presente análisis de red fue realizar una actualización y una evaluación comprehensiva, dentro de los principales abordajes para la hernia inguinal, en el escenario de los ECR.                                                                                                                                                        

  •  Introducción 

Más de 20 millones de pacientes sufren de hernia inguinal y son sometidos a reparación electiva cada año en el mundo
.1,2 La reparación libre de tensión de Lichtenstein es el procedimiento más comúnmente utilizado, con tasas reportadas de recurrencia y complicación bajas.

Debido al advenimiento de plataformas quirúrgicas innovadoras, la técnica quirúrgica ha evolucionado mediante los abordajes mínimamente invasivos.3 Por lo tanto, la reparación laparoscópica transabdominal preperitoneal (TAPP, por sus siglas en inglés), la reparación totalmente extraperitoneal (TEP, por sus siglas en inglés), y la TAPP robótica (rTAPP), han emergido.

Comparados con la técnica de Lichtenstein, esos abordajes mínimamente invasivos parecen estar asociados con complicaciones comparables relacionadas con la herida, tasas de recidiva, y retorno más rápido a las actividades habituales y laborales.4 No obstante, han surgido críticas relacionadas con la larga curva de aprendizaje y los costos más elevados, y la indicación definitiva de la mejor opción quirúrgica para el tratamiento de la hernia inguinal sigue sin estar resuelta.

Revisiones sistemáticas previas de ensayos controlados randomizados (ECR) han sido publicadas sobre este tema.5-10 Sin embargo, esos estudios fueron parciales porque estaban limitados por la comparación por pares y controversias.

Un análisis previo de red ha sido publicado con una revisión de la bibliografía que terminó en realidad en 2015.11 Por lo tanto, a causa de la publicación reciente de 4 ensayos, una nueva evidencia aditiva está disponible. 

  •  Objetivos

El propósito del presente análisis de red fue realizar una actualización y una evaluación comprehensiva, dentro de los principales abordajes para la hernia inguinal, en el escenario de los ECR.

  •  Materiales y métodos

Se realizó una revisión sistemática de acuerdo con las guías de elementos de informe preferidos para revisiones sistemáticas y meta-análisis en red (PRISMA-NMA) [12]. No se requirió la aprobación del Comité de Revisión Institucional. Se utilizaron: MEDLINE, Scopus, Web of Science, Cochrane Central Library, y ClinicalTrials.gov
.13

La fecha última de búsqueda fue el 30 de abril de 2020. Se buscó una combinación de los siguientes términos MeSH (Medical Subject Heading): inguinal, groin (ingle), hernia, herniorraphy (herniorrafia), mesh (malla), prostethic material (material protésico), Lichtenstein, laparoscopic (laparoscópico), endoscopic (endoscópico), transabdominal preperitoneal (TAPP), y totally extraperitoneal (TEP). Se evaluaron los títulos, resúmenes, y referencias. El protocolo PROSPERO del estudio fue CRD42018091308.

 Criterios de inclusión y exclusión

Los criterios de inclusión fueron: ECR comparando resultados quirúrgicos para reparación electiva de hernia inguinal con malla, sea con Lichtenstein, TAPP, TEP, y rTAPP; artículos escritos en inglés; cuando ≥ 2 artículos fueron publicados por la misma institución, grupo de estudio, o utilizaban el mismo conjunto de datos, se incluyeron los artículos con el seguimiento alejado más prolongado, o la muestra de mayor tamaño; en el caso de estudios duplicados, con acumulación del número de pacientes, se incluyó solo el reporte más completo para el análisis cuantitativo.

Los criterios de exclusión fueron: estudios observacionales, no ECR; escritos en idiomas distintos al inglés; metodología y técnica no descritas claramente; estudios con una sola rama; estudios con >15% de inclusión de hernias bilaterales o recidivadas; estudios con ≤ 15 pacientes por rama de tratamiento; estudios que no reportaban ninguno de los resultados primarios definidos a priori.

 Extracción de datos

Los datos extraídos fueron: autor, año de publicación, país, diseño del estudio, cantidad de pacientes, sexo, edad, índice de masa corporal (IMC), abordaje quirúrgico, resultados postoperatorios, calidad de vida, retorno a las actividades diarias/laborales (días), resultados cosméticos, y costos. Todos los datos fueron computados independientemente por 3 investigadores (S.D.F, L.M, A.A), y comparados al final del proceso de revisión. Un cuarto autor (G.C) revisó la base de datos y clarificó las discrepancias.

 Evaluación de la calidad

Tres autores (A.A, S.D.F, L.M) evaluaron independientemente la calidad metodológica de los ensayos seleccionados usando la herramienta Cochrane de riesgo de sesgo.14 Esa herramienta evalúa los siguientes criterios: método de randomización; ocultamiento de la asignación; comparabilidad basal de los grupos de estudio; y cegamiento y completitud del seguimiento. Los ensayos fueron clasificados como teniendo bajo, alto, o no claro riesgo de sesgo.

 Resultados de interés

Los resultados primarios fueron: dolor crónico, definido como dolor inguinal por al menos 3 meses después del procedimiento primario; retorno al trabajo/actividad diaria; y recidiva herniaria. Los resultados secundarios fueron: dolor postoperatorio temprano, evaluado con una escala análoga visual (EAV), complicaciones relacionadas con la herida (hematoma, seroma, e infección), duración de la cirugía (minutos), duración de la estadía hospitalaria, resultados reportados por los pacientes (calidad de vida y cosmética), y costos.

Los resultados fueron recopilados de acuerdo con los artículos reportados.

El hematoma fue definido como cualquier hematoma clínicamente diagnosticado en el sitio quirúrgico o el escroto.
 
El seroma fue definido clínicamente como un saco localizado relleno con fluido que apareció sobre el sitio operatorio.
 
La infección de la herida fue definida como la presencia de eritema clínicamente diagnosticado, o secreción purulenta, o secreción purulenta con fiebre.
 
La recidiva herniaria fue definida clínicamente en todos los ECR incluidos.

 Análisis estadístico

Se efectuó un meta-análisis de red completamente bayesiano.15-17 Se utilizó el cociente de riesgos (CR) como una medida del tamaño del efecto agrupado para los resultados categóricos, y la diferencia de medias ponderada (DMP) para los resultados continuos. Para la variabilidad entre estudios (t), se usó una media normal previa informativa, con media cero y una escala de 0,5.18 Los análisis de sensibilidad relacionados con la distribución previa para t, fueron considerados.19

La heterogeneidad estadística (índice I2) fue evaluada: un valor ≤ 25% fue definido como baja heterogeneidad, entre 50% y 75% como moderada heterogeneidad, y ≥ 75% como alta heterogeneidad.20 En caso de heterogeneidad moderada-alta, se utilizó un análisis de meta-regresión en un intento para determinar los factores principales que afectaban la heterogeneidad.

La inferencia se realizó utilizando media e intervalos creíbles (ICr) relativos del 95%, basados en extracciones de la distribución posterior marginal en la cadena de Monte Carlo Markov (MCMC), simulando 300.000 iteraciones después de un período de quemado de 30.000 iteraciones. Se consideró estadísticamente significativo el parámetro estimado, cuando su ICr del 95% abarcaba el valor de hipótesis nula.21 La gráfica de los valores de apalancamiento versus la raíz cuadrada de la desviación residual se utilizó para identificar posibles valores atípicos.

Se consideró el supuesto de transitividad, y se generaron estadísticas descriptivas para comparar las distribuciones de las características iniciales de los participantes entre los estudios y las comparaciones de tratamientos. Para evaluar las inconsistencias locales, se utilizó el método de división de nodos22, pero no fue posible efectuar una evaluación formal de la consistencia de la evidencia directa e indirecta, donde la red de evidencia incluía circuitos abiertos.

Se graficaron las probabilidades de rango contra los rangos posibles para todos los tratamientos en competencia. La clasificación de probabilidad de tratamiento se calculó con el paquete R. La clasificación de probabilidad indica qué enfoque es el mejor dependiendo de un resultado dado.

La confianza en la estimación del resultado se evaluó mediante Confidence in Network Meta-Analysis (CINeMA) [23]. Los análisis estadísticos fueron efectuados con los programas JAGS y R-Cran 3.4.3 (Distributed Statistical Computing; Viena, Austria).24-25

  •  Resultados

 Revisión sistemática

La revisión sistemática incluyó 35 ECR publicados desde 1996 hasta 2019. Globalmente, 7777 pacientes fueron incluidos para el análisis: 3496 (44,9%) fueron sometidos a reparación de Lichtenstein, 1269 (16,3%) a TAPP, y 3012 (38,8%) a TEP.

De manera general, 132 pacientes (1,7%) fueron sometidos a reparación bilateral de hernia.

El tamaño de la muestra de los estudios individuales osciló entre 40 a 1370. La edad de los pacientes fue desde los 15 a los 92 años, y el 95% fueron hombres. El puntaje ASA (American Society of Anesthesiologists) y las comorbilidades de los pacientes fueron reportados en 14 estudios, mientras que el IMC en 9 estudios (rango 21-28).

Todos los ensayos reportaron la técnica quirúrgica, 17 reportaron el tipo de hernia26-42, 26 el tipo de malla26,29-32,34-40,42-53, y 20 reportaron el tipo de anestesia (general, espinal, local).27-29,31,32,36-41,45-50,52,54

Nueve estudios36,37,44,45,47,49,50,52,53 reportaron diferentes complicaciones relacionadas con la técnica: 1 lesión de víscera hueca fue reportada para la TAPP, y 1 lesión de los vasos epigástricos fue reportada para la TEP.

Trece estudios reportaron el análisis de costos.28,35-37,39,43,44,46-48,51,52,55 Eso fue descrito heterogéneamente como costo por la malla (1 estudio)46, materiales descartables (1 estudio)48, costo por la operación (2 estudios)36,46, costos hospitalarios desde la admisión hasta el egreso (4 estudios)39,46,47,52, y costo total/social (5 estudios).35, 37, 44, 51, 55

Cuatro estudios reportaron la calidad de vida de los pacientes medida con cuestionarios validados (Short Form 36, World Health Organization Quality of Life, Illness Perception Questionnaire,y Euro-quality of life)35,38,50,52, y 3 estudios reportaron la calidad de vida de los pacientes medida con una escala institucional.44,56,57

Cinco estudios reportaron los resultados estéticos/cosméticos medidos mediante escalas institucionales auto-administradas, basadas en la satisfacción de los pacientes.26,43,45,47,51 La duración del seguimiento alejado osciló entre 1 y 106 meses. No hubo mortalidad reportada.

 Meta-análisis

 Resultados primarios

La recidiva herniaria postoperatoria fue reportada en 27 estudios (5721 pacientes).26,28-37,40-46,48-53,58,59 La recurrencia de la hernia fue del 2,1% para la reparación de Lichtenstein (95% ICr: 0,0-4,1%), 1,9% (95% ICr: 0,0-3,9%) para la TAPP, y 1,8% (95% ICr: 0,0-3,8%) para la TEP. El CR fue similar para la TAPP versus Lichtenstein (CR = 0,92; 95% ICr: 0,46-1,83), TEP versus Lichtenstein (CR = 0,65; 95% ICr: 0,37-1,03), y TEP versus TAP (CR = 0,69; 95% ICr: 0,32-1,41).

La separación por nodos no reveló diferencia estadística entre la comparación directa e indirecta (TAPP vs Lichtenstein P = 0,93): TEP vs Lichtenstein P = 0,85; TEP vs TAPP P = 0,79). La heterogeneidad global fue cero (I2 = 0,0%), y el análisis de previo de sensibilidad arrojó resultados sólidos para todas las comparaciones de tratamientos.

La gráfica de clasificación de tratamiento mostró que la reparación de TEP tenía la menor probabilidad de recurrencia (2%), seguida por la TAPP (40%) y la Lichtenstein (58%). El subanálisis de la recidiva herniaria incluyendo estudios con > 12 meses de seguimiento (17 estudios, 3637 pacientes), mostró resultados similares.

El retorno a la actividad diaria/trabajo fue reportado en 17 estudios (5327 pacientes).26-28,30,31,34,35,41-43,45,46,48,52,53,55,59 El retorno a las actividades diarias/laborales fue a los 15,8 días (7,1-34,3) para el Lichtenstein, 11,4 días (6,1-21) para la TAPP, y 10,1 días (5-20,6) para la TEP.

El meta-análisis de redes agrupadas mostró un retorno a las actividades/trabajo significativamente más corto para la TAPP versus Lichtenstein (DMP = -3,28; 95% ICr: -4,88 a -1,81) y TEP versus Lichtenstein (DMP = -3,60; 95% ICr: -4,87 a -2,41).

No se encontraron diferencias significativas comparando TAPP versus TEP (DMP = -0,31; 95% ICr: -1,73 a 1,31). La división por nodos no reveló diferencia estadística entre la comparación directa e indirecta (TAPP vs Lichtenstein P = 0,86; TEP vs Lichtenstein P = 0,97; TEP vs TAPP P = 0,84).

La heterogeneidad general fue moderada (I2 = 39,1%) y el análisis previo de sensibilidad brindó resultados sólidos para las comparaciones de tratamiento. La gráfica de clasificación de tratamiento mostró que la reparación TEP tenía la menor probabilidad para un retorno más prolongado a la actividad diaria/trabajo (1%), seguida por la TAPP (2%) y el Lichtenstein (99%).

El dolor crónico postoperatorio fue reportado en 20 estudios (5068 pacientes) .26,28,29,31,34,36,39,40,42,43,45,46,49,50-5357,59 El dolor crónico fue reportado en el 9,4% (95% ICr: 4,5-15,3%) para el Lichtenstein; 3,2% (95% ICr: 0,8-9,8%) para la TAPP; y 3,1% (95% ICr: 0,2-8,2%) para la TEP. El CR estuvo significativamente reducido para TAPP versus Lichtenstein (CR = 0,36; 95% ICr: 0,15-0,81), y para TEP versus Lichtenstein (CR = 0,36; 95% ICr: 0,21-0,54). No se hallaron diferencias comparando TEP versus TAPP (CR = 0,99; 95% ICr: 0,42-2,33).

La división de nodos no reveló diferencias estadísticas entre la comparación directa e indirecta (TAPP vs Lichtenstein P = 0,16; TEP vs Lichtenstein P = 0,14; TEP vs TAPP P = 0,21). La heterogeneidad general fue baja (I2 = 13,2%), y el análisis previo de sensibilidad brindó resultados sólidos para las comparaciones de tratamiento.

La gráfica de clasificación de tratamiento mostró que la reparación TEP tenía la menor probabilidad de dolor crónico postoperatorio (1%), seguida por la TAPP (3%), y el Lichtenstein (99%). El subanálisis del dolor crónico realizado incluyendo estudios con > 12 meses de seguimiento (18 estudios, 4254 pacientes), y 24 meses de seguimiento (10 estudios, 2918 pacientes), mostró resultados similares.

 Resultados secundarios

El dolor postoperatorio temprano, evaluado con EAV, fue significativamente más bajo para la reparación mínimamente invasiva a < 12 horas (11 estudios, 1230 pacientes)28,31-33,36,45-47,52,53,60, 24 horas (15 estudios, 3440 pacientes).26,27,30,31,33,34,36,41,45-48,51,52,59, y 48 horas (11 estudios, 2670 pacientes).26,27,30-32,34,45-48,51

No se encontraron diferencias a 1 semana (9 estudios, 2765 pacientes)30,31,34,36,45,46,48,51,52, y a 1 mes (5 estudios, 671 pacientes).26,31,36,46,52

El meta-análisis de redes agrupadas para las complicaciones relacionadas con la herida, mostró reducción significativa del hematoma (19 estudios, 4401 pacientes)26-29,31,35-37,42,43,45-47,49,50,53,59, y de la infección de la herida (20 estudios, 6372 pacientes)28-31,33-37,41,47,49,50,52,59; CR para mínimamente invasiva versus reparación de Lichtenstein.

No se hallaron diferencias en términos de seroma (17 estudios, 4669 pacientes).27-29,31,34-36,39,41-43,45,46,49,50,52,59 El meta-análisis de redes agrupadas mostró un tiempo operatorio significativamente mayor para la reparación TAPP y TEP, con una duración comparable de la estadía hospitalaria. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas en ninguno de os resultados analizados.

Los resultados de la meta-regresión mostraron que la edad, sexo, tipo de hernia, y tipo de anestesia, no influenciaron sobre el dolor temprano postoperatorio evaluado con EAV en diferentes momentos, en el retorno a la actividad diaria/trabajo, y en la duración de la cirugía. Los gráficos Leverage no mostraron evidencia de valores atípicos del estudio en este meta-análisis de red.

Para todos los resultados, no hubo evidencia de convergencia fuera MCMC, utilizando las herramientas diagnósticas descritas en la sección de análisis estadístico. Las evaluaciones de la confianza en los estimados utilizando CINeMA mostraron una confianza moderada a muy baja, esencialmente debido a la limitación del estudio, imprecisión, e inconsistencia.

  •  Discusión 

Este análisis de red muestra que Lichtenstein, TAPP y TEP tienen recidiva herniaria, seroma postoperatorio, y duración de la estadía hospitalaria comparables

La reparación mínimamente invasiva se asocia con reducción significativa del hematoma, infección de la herida, dolor postoperatorio temprano, retorno a las actividades diarias/trabajo, dolor crónico, pero con un tiempo operatorio más largo. No se encontraron diferencias significativas en ninguno de los resultados analizados entre TAPP y TEP.

Las guías recientes de la European Hernia Society establecen que la técnica libre de tensión de Lichtenstein, y las mínimamente invasivas, tales como TAPP y TEP, realizadas por cirujanos expertos, están recomendadas como las mejores opciones, basado en la evidencia, para el tratamiento de la hernia inguinal.1

Los pros y las contras de cada tratamiento han sido extensamente analizados sin alcanzar una evidencia robusta y concluyente, debido principalmente a la heterogeneidad, variaciones técnicas, y resultados reportados.5-9,61-63

En un intento para condensar esa heterogeneidad y disminuir el sesgo en la selección de pacientes, los autores se enfocaron sobre los ECR para la reparación de hernias primarias no complicadas. Eso permitió obtener una baja heterogeneidad para los resultados primarios considerados. El dolor postoperatorio temprano fue evaluado en diferentes momentos del postoperatorio y medido con una EAV.

Específicamente, las mediciones a < 12 horas, 24 horas, y 48 horas, fueron significativamente más bajas para la reparación mínimamente invasiva. Similarmente, Bullen y col. [8], en su meta-análisis emparejado, encontraron dolor postoperatorio temprano reducido (< 24 hs) para la TAPP, en comparación con la reparación de Lichtenstein (P < 0,006).

Interesantemente, no encontraron diferencias significativas cuando compararon la TAPP con la TEP; no obstante, Chen y col. [10], reportaron un requerimiento reducido de analgesia postoperatoria para la reparación TEP (odds ratio [OR] 0,57; P = 0,01).

La heterogeneidad general fue alta, reflejando por lo tanto la percepción subjetiva y expresión del dolor en combinación con diferentes protocolos para la anestesia (esto es, local, regional, o general), y la analgesia postoperatoria (esto es, drogas antiinflamatorias no esteroides, inhibidores selectivos de la ciclooxigenasa 2, paracetamol, entre otros).64

Interesantemente, la anestesia local ha sido reportada como asociada con dolor postoperatorio temprano reducido, comparada con la anestesia general, en el escenario de una hernia inguinal reductible.1

Además, se ha mostrado que la lesión iatrogénica del nervio o atrapamiento, tipo de malla, peso de la malla (gramos por metros cuadrados), y el uso de un método no absorbible de fijación, son otros determinantes del dolor postoperatorio.65-67

El dolor postoperatorio temprano reducido, medido para la TAPP y la TEP, ha sido atribuido a una más precisa identificación de las estructuras neurales permitida por la cámara magnificada, en combinación con una plataforma estable de trabajo, y disección reducida del peritoneo parietal [68].

La incidencia reportada de dolor postoperatorio crónico para Lichtenstein, TAPP y TEP, fue de 9,4%, 3,2% y 3,1%, respectivamente. El análisis cuantitativo mostró una reducción significativa del CR para TAPP vs Lichtenstein (CR = 0,36; 95% ICr: 0,15-0,80) y TEP vs Lichtenstein (CR = 0,36; 95% ICr: 0,21-0,54) (I2 = 13%). E; subanálisis del dolor crónico mostró resultados similares al considerar los estudios con más de 12 y de 24 meses de seguimiento alejado.

La reducción del dolor crónico para la reparación mínimamente invasiva, puede ser atribuible al diferente lugar de colocación de la malla, y la consecuente reducción de la posibilidad de atrapamiento nervioso en la fibrosis o inflamación del tejido periprotésico. Sin embargo, esos resultados pueden estar sesgados por los pacientes y los artículos reportados, en combinación con un seguimiento limitado.

Scheuermann y col, y Bullen y col., reportaron una probabilidad reducida de dolor crónico para la TAPP, comparada con la reparación de Lichtenstein (OR 0,41; P < 0,001) [8-9]. En contraste, Gavriilidis y col., no describieron diferencias cuando compararon la TAPP vs Lichtenstein, OR = 0,81 (P = 0,05). Además, Lyu y col., reportaron una probabilidad similar de dolor crónico comparando las reparaciones TAPP, TEP y Lichtenstein.7,11

Estos resultados no con concluyentes y son mandatorios estudios futuros enfocados sobre un seguimiento postoperatorio más largo, para investigar en profundidad el dolor crónico en el largo plazo (> 5 años).

La técnica quirúrgica, tipo de malla (pesada vs liviana), técnica de fijación (malla autoadhesiva vs suturada vs tachas vs pegamento), tamaño de la malla, saco herniario lateral o medial, hernia deslizada, lipoma en el canal inguinal, duración de la operación, tipo de anestesia, participación en una base de datos de registro, hernia crural, complicaciones postoperatorias, y volumen de casos del centro asistencial/cirujano, han sido identificados como posibles factores que influencian en la recidiva.69,71

De acuerdo con estudios y meta-análisis publicados previamente8-11, este análisis de red mostró resultados comparables en términos de CR para la recidiva herniaria postoperatoria. La heterogeneidad general fue cero (I2 = 0,0), indicando un grado bajo de variabilidad a través de los estudios, dando – por lo tanto – consistencia a los resultados.

En contraste, Gavriilidis y col., reportaron recurrencias más altas para la TEP, comparada con la reparación abierta (OR = 1,58; P = 0,005).7 Similarmente, Bobo y col., describieron una tasa más alta de recidiva para la reparación TEP cuando el tiempo de seguimiento es > 3 años.6

La práctica histórica de recomendar un período prolongado de convalecencia después de una reparación herniaria electiva, ha sido desafiada recientemente, dado que los pacientes deben ser alentados a reasumir sus actividades vocacionales y recreativas tan pronto como se sientan confortables.72

La nueva evidencia sugiere que el retorno a las actividades diarias/laborales debe ser recomendado después de una semana o incluso menos, si no hay esfuerzo físico excesivo, y el dolor está controlado.71

Está faltando una indicación precisa sobre el período de convalecencia postoperatorio, y algunos estudios reportan 1 o 2 semanas en caso de cargas laborales limitadas, 2 a 4 semanas para trabajos de elevación moderada (hasta 10 kg), y hasta 8 semanas para los pacientes que necesitan levantar más de 10 kg, o realizar otras actividades que generan una presión intraabdominal prolongada.

El presente análisis mostró que la reparación mínimamente invasiva con TAPP y TEP se asocia con un acortamiento significativo para el retorno a las actividades diarias/laborales, comparada con la técnica abierta. Similarmente, Bobo y col., y Lyu y col., reportaron un retorno acortado al trabajo para la reparación mínimamente invasiva, mientras que Scheuermann y col., reportaron un tiempo de recuperación y un retorno laboral iguales entre TAPP y Lichtenstein.6,9,11

La heterogeneidad relacionada fue moderada (I2 = 39%). Los posibles factores de confusión pueden ser el control del dolor postoperatorio, complicaciones de la herida, expectativas preoperatorias del paciente, motivación, cultura, y aspectos administrativos (esto es, compensación del seguro).73

La influencia de las diferentes técnicas para la anestesia es debatida, e incluso aunque la anestesia local ha mostrado asociarse con una movilización y egreso hospitalario más tempranos, comparada con las anestesias general y regional, se necesitan estudios adicionales para investigar su efecto sobre el retorno a las actividades diarias/laborales.1

Interesantemente, la evaluación de clasificación de tratamiento calificó la TEP como el enfoque quirúrgico con la probabilidad más baja de ser clasificada como el primer tratamiento para la recidiva (2%), dolor crónico (1%), y retorno prolongado a la actividad diaria/laboral (1%).

Las reparaciones TAPP y TEP han mostrado ser operaciones desafiantes, una curva de aprendizaje empinada, requiriendo conocimiento anatómico especializado, y destreza quirúrgica. La European Hernia Society establece que se requieren 100 casos laparoscópicos para alcanzar resultados comparables con la reparación abierta con malla, y que al menos se necesitan 50 casos para reducir a la mitad las tasas de complicaciones.1,74

Similarmente, Lyu y col., sugieren que la curva de aprendizaje para la reparación TEP es de 80 procedimientos, mientras que Aeberhard y col., reportaron una caída significativa en la duración de la cirugía (< 1 hora) después de efectuar 100 reparaciones.75-76 La experiencia del cirujano, habilidad, y curva de aprendizaje, son determinantes clave para mejores resultados. Por lo tanto, estos resultados deberían ser interpretados cuidadosamente y pueden no ser generalizables.

Los que se oponen a la técnica mínimamente invasiva pueden argumentar que tiempos operatorios más prolongados y aumento general de los costos, combinados con una superioridad limitada, no justifican el uso de la técnica mínimamente invasiva. Este análisis de red mostró una duración significativamente más prolongada de la cirugía para TAPP y TEP, comparadas con el abordaje de Lichtenstein, con una alta heterogeneidad relacionada.

Las causas potenciales se relacionan con la curva de aprendizaje, adaptación a un nuevo abordaje quirúrgico, y la diferente experiencia/habilidad de los cirujanos. Los costos fueron reportados en 13 estudios y, a causa de la heterogeneidad, no fue factible realizar un análisis cuantitativo robusto. Por lo tanto, se informó una tendencia hacia el aumento de los costos operatorios y hospitalarios, desde la admisión hasta el alta, para la reparación de TAPP y TEP, principalmente atribuible a los suministros consumibles de la sala de operaciones.

En consecuencia, según lo informado por 5 ECR que describen los costos sociales relacionados con la cirugía, se debe considerar que la reducción de las complicaciones postoperatorias, visitas ambulatorias, consumo de fármacos, retorno más rápido a la actividad diaria/laboral, menor pérdida de días de trabajo, y dolor crónico postoperatorio reducido, pueden mitigar los costos iniciales con una máxima eficacia general.

Aunque los abordajes mínimamente invasivos bridan resultados alentadores, las reparaciones libre de tensión de Lichtenstein, y sin suturas de Trabucco, deberían ser consideradas opciones válidas de tratamiento, especialmente si son adoptadas rutinariamente en centros especializados de referencia.77

De acuerdo con recientes guías internacionales, no existe una única técnica estándar para todas las hernias, mientras que las reparaciones abiertas y las mínimamente invasivas (TAPP/TEP), se recomiendan como las mejores opciones basadas en evidencia, en mano de cirujanos experimentados.1

Por lo tanto, es aconsejable un abordaje a medida, basado en la habilidad del cirujano, recursos institucionales, factores de riesgo del paciente (cardiopulmonares y otros), y factores relacionados con la hernia (hernia escrotal, entre otros), para mejorar los resultados.78-80 La reparación de Lichtenstein tiene aún un rol clave, y los cirujanos deberían estar familiarizados con ambos tipos de abordajes, abierto y uno de los mínimamente invasivos.

Un ECR reciente comparando la rTAPP y la TAPP mostró resultados frustrantes para la rTAPP, con mayor duración de la cirugía y costos más altos, no apoyados por beneficios reales para los pacientes ni los cirujanos.81 Ese estudio no fue incluido en el presente análisis porque ninguno de los resultados primarios definidos previamente estaba claramente reportado en el ensayo.

Por lo tanto, a pesar de la contribución bibliográfica significativa, se requieren nuevos ECR para investigar en profundidad el efecto en el mundo real de las técnicas robóticas para la reparación de la hernia inguinal, y este ensayo no debería ser considerado concluyente.

Esta revisión tiene algunas limitaciones relacionadas con posible el sesgo de publicación, a causa de la heterogeneidad de los estudios incluidos, y de los factores de confusión relacionados con la experiencia y habilidad del cirujano, criterios de inclusión y exclusión, curva de aprendizaje, volúmenes hospitalarios, demografía de los pacientes, técnica quirúrgica, tipo de malla, técnicas de fijación, reporte de resultados, y seguimiento alejado.

Por lo tanto, estos resultados deben ser interpretados con precaución y pueden no ser generalizables. Este análisis actualizado de red basado en ECR sintetiza globalmente datos de muchos estudios, y brinda una descripción comprehensiva de las tres técnicas más comúnmente adoptadas en el escenario de la reparación de hernias inguinales no complicadas.

Fue planificado de acuerdo con las guías PRISMA, y siguió una sólida metodología que estaba declarada a priori en el protocolo PROSPERO. Los criterios de selección estrictos y definidos a priori dieron lugar a una población homogénea y una baja heterogeneidad para los resultados primarios.

  •  Conclusión 

En conclusión, este meta-análisis de red muestra que las técnicas de Lichtenstein, TAPP, y TEP, parecen comparables en términos de recidiva herniaria, seroma postoperatorio, y duración de la estadía hospitalaria.

Aunque las diferencias son minúsculas, la reparación mínimamente invasiva aparece – en consecuencia – asociada con menor riesgo de hematoma postoperatorio, infección de la herida, dolor postoperatorio temprano, retorno a las actividades diarias/laborales, dolor crónico, y mayor tiempo operatorio.

La calidad de vida de los pacientes, cosmética, y análisis de costos, exigen estudios futuros bien diseñados y enfocados, mientras que se necesitan más ECR que se centren en los resultados de seguimiento a largo plazo.

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Traducción y resumen:  Dr. Rodolfo D. Altrudi vía IntraMedDr. Rafael Pérez García vía EmergenMedHB

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Síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA)

Síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA)


Actualización en diagnóstico y manejo: El (SDRA) es una forma de insuficiencia respiratoria potencialmente mortal, caracterizada por una lesión pulmonar inflamatoria aguda difusa. ¿El SDRA asociado a COVID-19 es una entidad distinta?

Autor(es): Shannon M. Fernando, Bruno L. Ferreyro, Martin Urner, Laveena Munshi, Eddy Fan
Enlace: 
CMAJ 2021 May 25;193:E761-8. doi: 10.1503/cmaj.202661





  •  Resumen


  • El sello distintivo de este síndrome es la inflamación pulmonar difusa, que da como resultado el desarrollo de edema pulmonar. 
  • El SDRA puede estar causado por diversas afecciones, como la neumonía, la sepsis extrapulmonar o el shock séptico, el trauma y la pancreatitis. 
  • A pesar de las pautas de consenso sobre el manejo del SDRA, sigue habiendo una gran variación en el manejo a nivel mundial y persistencia de lagunas en la evidencia, incluso en el contexto del SDRA asociado a COVID-19. 
  • En el estudio de cohorte prospectivo LUNG SAFE se utilizó la definición de Berlín para identificar a los pacientes con SDRA ingresados en 459 UCI de 50 países de los 5 continentes.                                                                                                                                                        

  •  Introducción 

El síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) resulta en el aumento de la permeabilidad capilar alveolar y el desarrollo de edema pulmonar no hidrostático. Clínicamente, el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) se manifiesta como una marcada hipoxemia y dificultad respiratoria.1

A menudo, los pacientes progresan a insuficiencia respiratoria que requiere ventilación mecánica (VM) invasiva en la unidad de cuidados intensivos (UCI), con un riesgo de muerte elevado.

El SDRA puede estar causado por diversas afecciones, como la neumonía, la sepsis extrapulmonar o el shock séptico, el trauma y la pancreatitis.2,3,4

A pesar de las pautas de consenso sobre el manejo del SDRA, sigue habiendo una gran variación en el manejo a nivel mundial y persistencia de lagunas en la evidencia, incluso en el contexto del SDRA asociado a COVID-19.5,6

  •  Generalidades 

▶ ¿Qué es el SDRA y cómo se diagnostica?

El SDRA se describió originalmente en 1967 como un síndrome clínico caracterizado por la aparición aguda de taquipnea, hipoxemia y pérdida de la distensibilidad pulmonar después de diversos estímulos; la descripción original también señaló que el SDRA no era sensible a los tratamientos habituales y ordinarios de la enfermedad respiratoria.7

"El sello distintivo de este síndrome es la inflamación pulmonar difusa, que da como resultado el desarrollo de edema pulmonar".1

Morfológicamente, la fase aguda del SDRA se caracteriza por daño alveolar difuso. Los criterios de diagnóstico formales para el SDRA no fueron ampliamente aceptados hasta la American–European Consensus Conference (AECC), en 1994.8

Los criterios de la AECC incluyen el inicio agudo de la hipoxemia, la presencia de infiltrados bilaterales no cardiogénicos en la radiografía de tórax, y la ausencia de hipertensión auricular izquierda. La hipoxemia se cuantificó utilizando la relación de la presión parcial de oxígeno arterial y la fracción de O2 inspirado (PaO2/FiO2), con una PaO2/FiO2 <200 mm Hg, necesaria para el diagnóstico de SDRA.

La definición de la AECC está limitada por varios factores: falta de un tiempo explícito de aparición, posible variabilidad de la radiografía de tórax interobservador y requisito de cateterismo de la arteria pulmonar para descartar la hipertensión auricular izquierda. Para abordar estas limitaciones, en 2012 se perfeccionaron los criterios clínicos para el diagnóstico del SDRA, danto lugar a la definición de Berlín.9

Según esta definición, para hacer el diagnóstico de SDRA, el paciente debe tener síntomas nuevos o empeorar dentro de la primera semana de una agresión clínica conocida; debe tener opacidades bilaterales observables en la radiografía anteroposterior de tórax, no ocasionadas por derrame, nódulos o colapso lobular o pulmonar, e hipoxemia, definida por una PaO2/FiO2 <300 mm Hg y una presión positiva mínima al final de la espiración ≥ 5 cm H2O, que no se explica completamente  por insuficiencia cardíaca o sobrecarga de líquidos.

La definición de Berlín también identificó categorías mutuamente excluyentes de la gravedad del SDRA, según el grado de hipoxemia: SDRA leve (PaO2/FiO2 200–300 mm Hg), moderado (PaO2/FiO2 100–200 mm Hg) y severo (PaO2 / FiO2 <100 mm Hg). Estas categorías se corresponden con el pronóstico. A mayor gravedad mayores son las tasas de mortalidad.9,10

  •  Datos Epidemiológicos 

▶ ¿Cuál es la carga del SDRA?

En el estudio de cohorte prospectivo LUNG SAFE se utilizó la definición de Berlín para identificar a los pacientes con SDRA ingresados en 459 UCI de 50 países de los 5 continentes.5

En este estudio, el SDRA representó el 10,4% de todas las admisiones en UCI y el 23,4% de los pacientes que requirieron ventilación. Las causas más comunes del SDRA fueron la neumonía, la sepsis extrapulmonar, la aspiración y el trauma. La mediana de duración de la VM de los pacientes con SDRA fue 8 días (4–16 días).

El número de muertes fue sustancial; el 39,6% de los pacientes falleció en el hospital. Este porcentaje aumentó con la gravedad del SDRA (34,9%, 40,3% y 46,1% de los pacientes con enfermedad leve, moderada y grave, respectivamente).

Los datos administrativos muestran que, aunque en general las tasas de mortalidad del SDRA han disminuido en las últimas 2 décadas, todavía existen disparidades raciales y sexuales y los supervivientes tienen una morbilidad considerable.11

Los sobrevivientes del SDRA muestran debilidad muscular y fatiga severas que persisten hasta 5 años después del alta hospitalaria, lo resulta en deterioro de la capacidad funcional y reducción de la tolerancia al ejercicio.12,13 Por otra parte, los supervivientes describen importantes secuelas psicológicas, cognitivas y económicas asociadas al SDRA.13

  •  Terapéutica del SDRA

 ¿Cuáles son los pilares terapéuticos?
El estudio LUNG SAFE halló variaciones en el uso de pruebas basadas en tratamientos para el SDRA, en todos los centros de Europa. Pocas terapias están basadas en evidencia sólidas, pero en las últimas 2 décadas, se lograron importantes avances en el manejo del síndrome, particularmente en relación con la ventilación. Estos adelantos han SIDO incorporados posteriormente a las guías de práctica clínica.

➤ Ventilación mecánica

➥ "La piedra angular del tratamiento del SRDA es la ventilación mecánica (VM) con protección pulmonar."

 Recomendaciones recientes para la práctica clínica

El objetivo terapéutico predominante es evitar la lesión pulmonar inducida por el ventilador, una forma iatrogénica de lesión pulmonar que empeora la inflamación y se asocia con malos resultados en pacientes que son ventilados mecánicamente. La lesión pulmonar ocurre cuando un estrés mecánico excesivo (por ej., volumen corriente elevado) provoca una respuesta inflamatoria (volutrauma), que puede propagarse a través de la circulación y conducir a la insuficiencia de órganos distantes (biotrauma).30

Los ensayos aleatorizados han demostrado que la ventilación con un volumen tidal más bajo en relación con el peso corporal previsto y presiones de meseta límites dieron como resultado una gran mejoría de las tasas de mortalidad en los pacientes con SDRA. La VM con protección pulmonar tiene como desventaja, la posibilidad de crear hipercapnia y acidosis, las que en los caso leves y moderados pueden ser toleradas.17

Las pautas existentes sugieren la consideración de niveles más elevados de presión positiva al final de la espiración en pacientes con SDRA moderado a grave.2-4 El mantenimiento de una presión positiva al final de la espiración más prolongada tiene la ventaja potencial de minimizar el colapso alveolar cíclico c y el cizallamiento pulmonar posterior. Sin embargo, el exceso de presión positiva al final de la espiración también puede afectar la hemodinámica y provocar una distensión pulmonar excesiva.17

Se ha demostrado que esta terapia es eficaz solo en pacientes con SDRA moderado a grave. Otros métodos para mejorar la ventilación, como la ventilación oscilatoria de alta frecuencia, no han demostrado eficacia22,23, y las guías recomienda no utilizarla rutinariamente en pacientes con SDRA.2-4 En los pacientes con SDRA leve se puede considerar la ventilación no invasiva, pero es poco probable que sea beneficiosa si la enfermedad es más grave.14

En un metaanálisis reciente, se demostró que la oxigenoterapia por vía nasal con cánula reduce la necesidad de intubación y VM en pacientes con insuficiencia respiratoria hipoxémica aguda, pero no reduce las tasas de mortalidad.31

 Posicionamiento en decúbito prono

La incidencia de lesión pulmonar inducida por el ventilador puede ser reducida colocando a los pacientes en decúbito prono.

La VM en decúbito supino puede resultar en atelectasia y bajo reclutamiento de las regiones pulmonares más dependientes.

La posición en decúbito prono redistribuye las fuerzas mecánicas a través del pulmón lesionado, lo que resulta en una inflación pulmonar más homogénea y reclutamiento de alvéolos en las regiones pulmonares dependientes.

Para los pacientes con SDRA y PaO2/FiO2 <150 mm Hg, hay evidencia de alta calidad que muestra que la posición en decúbito prono reduce el riesgo de muerte sin aumento de complicaciones graves.18 Por lo tanto, para los pacientes con SDRA grave, las guías recomiendan el uso rutinario de la posición prono.2-4

 Soporte vital extracorpóreo

La oxigenación por membrana extracorpórea venovenosa (VV-ECMO, por sus siglas del inglés) ha surgido como una opción terapéutica para los pacientes con SDRA grave que sufrieron un deterioro a pesar de haberse optimizado otras terapias. Para estos pacientes, la VV-ECMO puede actuar como un puente para la recuperación.

La sangre desoxigenada se desvía a través de cánulas, desde la circulación sistémica a un pulmón de membrana extracorpórea que oxigena y elimina el dióxido de carbono de la sangre, devolviendo a la circulación la sangre oxigenada.

El uso de este soporte de intercambio de gases extracorpóreo permite el uso de presiones ventilatorias más bajas al pulmón lesionado, minimizando la lesión pulmonar inducida por el ventilador en pacientes gravemente enfermos. La indicación de VV- ECMO debe ser considerada en las primeras etapas del curso de la enfermedad del paciente, y no como último recurso.

➠ Terapia farmacológica

Los corticosteroides se han estudiado mucho como terapia farmacológica para el SDRA. Teóricamente, actúan disminuyendo la inflamación pulmonar, y pueden reducir el riesgo de muerte en casos de SDRA graves.24

Sin embargo, el uso de corticosteroides en pacientes críticos también se asocia con eventos adversos importantes, incluyendo hipernatremia, hiperglucemia y debilidad neuromuscular.32 Esta última puede ser devastadora para los pacientes con SDRA, y los médicos deben considerar y sopesar los riesgos potenciales. También se puede considerar la terapia complementaria con bloqueantes neuromusculares y sedación profunda para pacientes con SDRA que están recibiendo VM.19-21

La liberación de volúmenes tidal regulares, bajos, puede ser difícil en los pacientes despiertos y con respiración espontánea (a menudo taquipneica), una situación conocida como desincronía del paciente ventilador. Por lo tanto, en el paciente en VM que sufre SDRA grave se ha probado el uso de sedación y bloqueo neuromuscular.

Los ensayos que estudiaron la indicación temprana del bloqueo neuromuscular en pacientes con SDRA son conflictivos. Sin embargo, puede ser considerado para optimizar la oxigenación y la ventilación, pero no está recomendado rutinariamente para todos los pacientes con SDRA moderado a grave.21

También se han probado otros tratamientos farmacológicos con diversos niveles de éxito. Se ha demostrado que un manejo conservador, manteniendo el balance líquido mediante el uso de diuréticos reduce la duración de la VM y mejora la función pulmonar. Por lo tanto, se recomienda usarlos en forma rutinaria.33 Teóricamente, el óxido nítrico inhalado puede reducir la resistencia vascular y el desajuste ventilación-perfusión.

Los datos de estudios aleatorizados no solo muestran la falta de beneficio en la mortalidad si no también sugieren la producción de daño.25 Por último, se ha estudiado el uso de prostaciclina en aerosol para SDRA, pero se requieren más estudios de sus efectos antes de ser recomendada para su rutinario.26

  •  SDRA asociado a COVID-19

▶ ¿El SDRA asociado a COVID-19 es una entidad distinta?

En 2020, la pandemia COVID-19 llevó el manejo del SDRA a los centros de atención. El desarrollo de SDRA secundario a COVID-19 grave era (y es) común, y no estaba claro si el SDRA asociado a COVID-19 era una entidad distinta de otras formas de SDRA, y si era necesaria una estrategia de manejo diferente. de los primeros informes surgieron las posibles estrategias alternativas para el SDRA asociado a COVID-19.34

➔ Se describieron 2 fenotipos de SDRA distintos entre pacientes con COVID-19:
  1. Tipo H, marcado por la mayor elastancia pulmonar, mayor relación ventilación/perfusión, peso pulmonar elevado y capacidad de reclutamiento alveolar elevada (consistente con el SDRA severo típico) y,
  2. Tipo L, recientemente descrito, marcado por valores bajos de las mismas variables.
Algunos expertos sugirieron que la mayoría de los pacientes con SDRA asociado a COVID19 se presentarían inicialmente con características de tipo L, y solo algunos pasarían al tipo H, por lo que se recomienda a los médicos indicar la intubación temprana en los pacientes con SDRA tipo L.35 Esto sugiere que estos pacientes pueden tolerar volúmenes tidal más elevados sin riesgo de lesión pulmonar inducida por el ventilador. Sin embargo, la evidencia acumulada no respalda esta caracterización del SDRA asociado a COVID-19.35,36

Primero, los pacientes sin COVID-19 que cumplen con la definición de SDRA de Berlín tienen grados variables de elastancia pulmonar y reclutamiento alveolar.37 A pesar de esto, la identificación de fenotipos aún no es utilizada por los médicos a la hora de tratar el SDRA.34

Segundo, los informes adicionales que evalúan la mecánica pulmonar de los pacientes con SDRA asociado a COVID-19 muestran que estos pacientes son similares a los pacientes con SRDA convencionales.38 De hecho, los fenotipos antes mencionados probablemente representen la evolución natural del SDRA. Por lo tanto, es probable que el uso de las terapias existentes basadas en la evidencia, que protegen los pulmones y evitan las lesiones iatrogénicas sean el mejor camino que seguir.39

Aunque la evidencia futura puede cambiar los enfoques terapéuticos, en la actualidad no hay evidencia convincente que sugiera que el SDRA asociado a COVID-19 sea una entidad distinta, o que sea necesaria una estrategia alternativa de tratamiento, en particular con respecto a la ventilación. De hecho, las terapias que se utilizan comúnmente para el tratamiento del SDRA pueden ser eficaces para SDRA asociado a COVID-19.

Los pacientes con COVID-19 pueden beneficiarse de la ventilación no invasiva (cánula nasal de alto flujo) y la posición de decúbito del paciente despierto, ya que ambos parecen mejorar la hipoxemia y evitar la intubación.40,41

➦ "Lo más notable es el uso de esteroides (principalmente dexametasona), que ha demostrado reducir las tasas de mortalidad entre pacientes con COVID-19 en VM".42,43

Aunque el uso de tocilizumab, un anticuerpo monoclonal, puede ser eficaz para reducir la VM y la muerte en pacientes con COVID-19 hospitalizados44,45, el uso de anticoagulación terapéutica entre pacientes con COVID-19 grave no parece aportar beneficios.46

Finalmente, muchos pacientes con SDRA, ya sea asociado a COVID-19 o no, pueden requerir una duración prolongada de la VM. Por lo tanto, la traqueotomía puede ser necesaria y los médicos deben seguir las recomendaciones relacionadas con la seguridad, la conducción y el manejo de la traqueotomía.47

  •  Discusión 

 ¿Qué dudas persisten con respecto al manejo del SDRA?

Aunque la ventilación con protección pulmonar, con modos tradicionales dirigidos a la presión o el volumen han sido la piedra angular del tratamiento del SDRA, los modos ventilatorios más nuevos también pueden ser eficaces.

Primero, la ventilación por liberación de presión de las vías respiratorias (APRV, por sus siglas en inglés) es un modo de ventilación con control de presión que puede minimizar la lesión pulmonar inducida por el ventilador. Este enfoque desinfla periódicamente los pulmones ("liberación") de un nivel más elevado de presión positiva continua en las vías respiratorias, en lugar de intentar inflar el pulmón para conseguir volúmenes pulmonares ideales, superando el cumplimiento deficiente con mayores presiones.

Teóricamente, manteniendo las presiones continuas en niveles moderados, la APRV puede reducir la lesión del pulmón inducida por el ventilador. Sin embargo, un ensayo aleatorizado reciente halló que la APRV no tuvo ningún impacto en las tasas de mortalidad del SDRA, aunque se asoció con menor duración de la VM y de la estancia en la UCI, en comparación con la ventilación con protección pulmonar controlada por volumen.48,49 El potencial de exacerbación del daño pulmonar auto-inducido por el paciente, o lesión pulmonar autoinfligida (P-SILI, por sus siglas en inglés) es otra área interesante de investigación.50

Aun con el respaldo de una sólida justificación fisiológica, hay gran escasez de ensayos en seres humanos que permitan comprender el P-SILI. Teóricamente, el riesgo de P-SILI puede ser mitigado controlando el impulso y el esfuerzo respiratorio mediante del bloqueo neuromuscular, la sedación o el soporte vital extracorpóreo. En la actualidad hay poca evidencia de que el control del esfuerzo respiratorio y el impulso se asocien con mejores resultados en pacientes con SDRA.50

Finalmente, aunque la VV-ECMO es beneficiosa para pacientes con SDRA grave, en quienes el manejo convencional está fallando, existe otra forma novedosa de soporte vital extracorpóreo, que es la eliminación del dióxido de carbono; puede ser valiosa para el tratamiento del SDRA de moderado a grave.51 Los pacientes en VM con volúmenes corrientes muy bajos corren el riesgo de desarrollar hipoventilación e hipercapnia y acidosis. Al haber un método extracorpóreo para reducir el dióxido de carbono, se puede facilitar el mantenimiento de volúmenes tidal muy bajos.52

A diferencia de la VV-ECMO, este método utiliza catéteres más pequeños, aunque hay importantes riesgos asociados, principalmente relacionados con el sangrado. Para los pacientes con SDRA moderado se puede considerar la eliminación extracorpórea del dióxido de carbono, para prevenir la progresión a una gravedad mayor.

  •  Conclusión 

  • El síndrome de dificultad respiratoria aguda provoca una insuficiencia respiratoria que se produce con mayor frecuencia como consecuencia de neumonía, sepsis, traumatismo o aspiración. 
  • El aumento de la gravedad de la hipoxemia en el SDRA se asocia con un alto riesgo de mortalidad. 
  • El tratamiento del SDRA se centra en gran medida en el tratamiento de apoyo, la ventilación protectora de los pulmones y la minimización de las formas iatrogénicas de lesión pulmonar, con soporte vital extracorpóreo como opción para los pacientes que continúan deteriorándose a pesar de estas terapias de apoyo. 
  • El síndrome de dificultad respiratoria aguda asociado con COVID-19 no parece ser distinto del síndrome convencional, y las terapias existentes deben seguir siendo el pilar del tratamiento.

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Traducción y resumen:  Dra. Marta Papponetti vía IntraMedDr. Rafael Pérez García vía EmergenMedHB

  •  Referencias bibliográficas

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