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jueves, 30 de junio de 2016

Toracostomía Cerrada: Inserción de un tubo torácico

Toracostomía cerrada: Inserción de un tubo torácico

Una de las medidas salvadoras inmediatas en ciertos tipos de Emergencias médicas: En el pasado solo era realizada por el cirujano de turno pero su requisito de aplicación inmediata como medida salvadora ha llevado a cederle terreno tanto a Emergenciólogos, Intensivistas, Neumólogos así como algunos médicos de planta y Emergencia. La presente entrega tiene en un enlace de referencia bibliográfica el video de la técnica incluido.

<<< Gratis video de NEJM. Cortesía de EmergenMedHB 



  •  Resumen


  • La toracostomía se refiere al ingreso a la cavidad pleural a través de un espacio interscostal (toracostomía cerrada) o mediante la resección de un segmento de costilla (toracostomía abierta). 
  • La toracostomía cerrada o toracostomía de tubo se refiere a la inserción percutánea de un tubo, y generalmente se la conoce como la “inserción o colocación de un tubo de tórax”. 
  • Tanto la toracentesis como la toracostomía cerrada son procedimientos sencillos, que se ejecutan como rutina diaria en los servicios de un hospital general; en ciertas condiciones clínicas pueden ser salvadores de la vida de un paciente.                                                                                                                                                              

  •  Introducción 

La toracostomía se refiere al ingreso a la cavidad pleural a través de un espacio interscostal (toracostomía cerrada) o mediante la resección de un segmento de costilla (toracostomía abierta). La toracostomía cerrada o toracostomía de tubo se refiere a la inserción percutánea de un tubo, y generalmente se la conoce como la “inserción o colocación de un tubo de tórax”. Tanto la toracentesis como la toracostomía cerrada son procedimientos sencillos, que se ejecutan como rutina diaria en los servicios de un hospital general; en ciertas condiciones clínicas pueden ser salvadores de la vida de un paciente.
Es una de las técnicas empleadas por el Emergenciólogo en la sala de Emergencia (Area de reanimación) en politraumatizados, heridas torácicas penetrantes y si la disnea es muy severa (Que el paciente no tolera estar decubito-supino). 

En el pasado solo era realizada por el cirujano de turno pero su requisito de aplicación inmediata como medida salvadora ha llevado a cederle terreno tanto a Emergenciólogos, Intensivistas, Neumólogos así como algunos médicos de planta y Emergencia. 

  •  Indicaciones 

La inserción de un tubo torácico está indicada tanto en situaciones de emergencia como no.



  •  Contraindicaciones

Las guías publicadas establecen que no existen contraindicaciones absolutas para el drenaje por medio de un tubo torácico excepto cuando el pulmón está adherido por completo a la pared del tórax debido a un hemotórax. Las contraindicaciones relativas incluyen el riesgo de hemorragia en pacientes bajo tratamiento anticoagulante o en pacientes con una predisposición al sangrado o perfiles anormales de coagulación. Siempre que sea posible, antes del procedimiento, habrá que corregir las coagulopatías y los defectos plaquetarios mediante la transfusión de derivados sanguíneos, como al plasma fresco congelado y las plaqueta.

  •  Equipamiento 

La mayoría de los hospitales tienen bandejas de inserción de tubo torácico preesterilizadas y empaquetadas. Sus componentes principales son:


a) Un bisturí con hoja de tamaño 11.

b) Varios instrumentos de disección como la pinza curva de Kelly o el fórceps arterial.

c) Una jeringa de 10 ml y otra de 20 ml.

d) Una aguja de calibre pequeño (2,5) y una aguja de calibre más grande para la infiltración anestésica profunda (tamaño 18-21).

e) Un tutor para dirigir la aguja.

f) Tijeras.

g) Una paquete de suturas curvas no absorbibles de tamaño 1,0 o mayor, de seda o nylon.

h) Un tubo de tórax del tamaño apropiado.

i) Debe haber un sistema de drenaje pleural disponible en el comercio como el Pleur-evac (Teleflex Medical), listo para ser utilizado luego de haber insertado el tubo torácico.

  •  Tamaño del tubo

La elección del tamaño del tubo torácico depende de la condición que motivó su indicación.

Elección del tamaño del tubo torácico según la indicación.



*El método Seldinger se realiza con un tubo >14 French bajo guía ecográfica a la cabecera del paciente o en la sala de radiología.

Tomar el extremo proximal libre del tubo torácico con una pinza o fórceps. Mediante la utilización de otra pinza o fórceps, tomar el extremo distal del tubo para prepararlo para la inserción.

  •  Preparación 
  • Si el momento lo permite, explicar el procedimiento al paciente o familiar más cercano y obtener la firma para el consentimiento informado lo cual no es posible cuando la inserción del tubo es urgente.

  • Se coloca al paciente en posición supina o reclinada. Abducir al máximo el brazo ipsilateral o colocarlo debajo de la cabeza del paciente. El área de inserción corresponde aproximadamente al cuarto o quinto espacio intercostal en la línea axilar anterior, a la altura del pezón. Esta área corresponde al borde anterior del latissimus dorsi, el borde lateral del músculo pectoral mayor, el ápex debajo de la axila y una línea por encima del nivel horizontal del pezón—a menudo referido como “triángulo de seguridad.”

  • Se puede delimitar el área palpando la clavícula ipsilateral, para luego dirigirse hacia abajo siguiendo la parrilla costal, contando los espacios intercostales. Una vez que se llega al cuarto o quinto espacio intercostal, se dirige la mano en sentido lateral hasta la línea axilar anterior. Éste es el punto de incisión. El punto definitivo de inserción se sitúa en el espacio intercostal por arriba del sitio de incisión.

  • Marcar con un marcador el punto de incisión en la piel o la parte posterior de una aguja.

  • Tomar todas las medidas asépticas (lavado de manos, guantes estériles y antiparras, máscara facial).

  • Preparar un campo estéril grande sobre la piel del paciente, usando gasas estériles y solución de clonhexidina. Cubrir al paciente exponiendo solo la zona marcada.

  •  En el punto marcado se hace un habón con anestesia en la piel, con solución de lidocaína al 1-2% y una aguja calibre 25. Se inyecta más lidocaína hacia arriba con un jeringa de 20 ml. Mediante una aguja calibre 21, se anestesia el espacio intercostal donde va a ser insertado el tubo y se continúa anestesiando la superficie perióstica. Para asegurar una anestesia óptima se pueden inyectar 10-20 ml de solución de lidocaína. Mientras se va anestesiando la costilla se busca el borde superior de la costilla y se lo utiliza para introducir en bisel la aguja (o hacerla “marchar” sobre él). Utilizando la aspiración negativa continua a medida que se introduce la aguja por la cresta de la costilla se llega al espacio pleural, confirmado por la salida de líquido pleural hacia la cámara de la jeringa. Si lo que se evacua es un neumotórax, entonces la jeringa solo se llenará de aire. Se detiene la entrada de la aguja y se inyecta el resto de lidocaína hasta completar la anestesia de la pleura parietal. Luego, se retiran la jeringa y la aguja por completo.

  •  Procedimiento

1. Incisión y disección

Se hace una incisión de 1,5 a 2 cm de longitud paralela a la costilla. Se utiliza una pinza de Kelly o fórceps arterial para cortar las capas subcutáneas y los músculos intercostales. La dirección debe atravesar en diagonal hacia arriba el espacio intercostal superior. Una vez disecados los tejidos subcutáneos, se busca la superficie de la costilla que se halla por debajo de este espacio, utilizando un instrumento de disección. Luego, se desliza el instrumento en un solo movimiento hacia arriba, hasta encontrar el borde superior de la costilla, el cual se utiliza equilibrar el instrumento de disección mientras se disecan los músculos intercostales. Una vez alcanzada la pleura parietal, se empuja suavemente el instrumento de disección para atravesarla. También se puede penetrar la pleura en forma digital para evitar punzar el tejido pulmonar adyacente, utilizando el dedo índice para explorar el tracto. Una vez que el dedo atraviesa la pleura, se retira la pinza de Kelly. Usar el dedo para palpar dentro de la capa pleural y asegurarse que el pulmón desaparece de la pleura. Si no lo hace, puede estar indicando la presencia de una adherencia, de manera que la inserción del tubo puede verse dificultada. (Ya no se aconseja la inserción de un trocar por considerarlo peligroso).

2. Inserción del tubo

Una vez que el extremo distal del tubo ha pasado a través de la incisión, se retira la pinza de Kelly y se introduce el tubo en forma manual. Para evacuar un neumotórax hay que tratar que el tubo quede en posición apical; en cambio, si es para evacuar cualquier líquido, se colocará en la base del tórax.

3. Fijación del tubo
  • Se hace una sutura de colchonero o interrumpida en ambos lados de la incisión para cerrar los extremos. Se utilizan los extremos sueltos de las suturas para rodear el tubo y mantenerlo fijo, anclándolo a la pared del tórax. Se adosa con tela adhesiva al costado del paciente y se envuelve con una gasa envaselinada. Esta gasa se cubre con varias piezas de gasa estéril y se hacen varios vendajes compresivos. Las suturas con jareta (“en monedero”) no son recomendadas por sus malos resultados estéticos y el mayor riesgo de necrosis de piel. El cierre que brindan no evita la salida de aire.

  • El extremo distal del tubo torácico se conecta al sistema estéril de drenaje pleural. Una vez que el tubo ha sido conectado, se suelta la pinza del extremo distal; si existe neumotórax, se pueden observar burbujas. Si existe un derrame pleural importante, se comenzará a drenar y a recolectar el líquido. Un nuevo pinzamiento instrumental puede provocar la producción de un nuevo neumotórax y crear un neumotórax a tensión.
4. Confirmación mediante la radiografía de tórax

Una vez fijado el tubo, se realizará una radiografía de tórax de frente para confirmar su ubicación; la presencia de una línea radio opaca identifica al tubo. Si el orificio del drenaje proximal está fuera del espacio pleural, se debe retirar el tubo y volver a insertar un tubo torácico nuevo.

 Complicaciones 

La mayoría de las complicaciones importantes asociadas a la inserción del tubo torácico incluyen: 
  • El sangrado y el hemotórax debido a la perforación de la arteria intercostal 
  • La perforación de vísceras (pulmón, corazón, diafragma u órganos intraabdominales) 
  • Perforación de estructuras vasculares importantes (aorta, subclavia) 
  • Neuralgia intercostal por el traumatismo de los paquetes neurovasculares 
  • Enfisema subcutáneo
  • Edema por reexpansión pulmonar, infección del sitio de drenaje y empieza. 
  • Puede haber problemas técnicos como el bloqueo intermitente del tubo por coágulos de sangre, pus, o detritos o, por una posición incorrecta del tubo, los cuales motivan un drenaje ineficaz.

  •  Retiro del tubo torácico

¿Cuándo se debe retirar el tubo torácico?

Depende de la indicación que motivó la inserción del tubo torácico. Para un neumotórax, tiene que haber cesado el burbujeo y el pulmón debe estar totalmente expandido en la radiografía de tórax. Si la aspiración se hizo para evacuar un neumotórax, la mayoría de los médicos hacen una evaluación bajo agua para asegurarse que los pulmones siguen expandidos después de interrumpir la aspiración. La práctica difiere mucho entre los médicos con respecto a la duración de la observación luego de la cesación de la salida de aire y antes de retirar el tubo, o si se pinza o no el tubo antes de retirarlo, para descartar la persistencia de pérdida de aire. Según los datos disponibles, antes de proceder a la remoción del tubo la mayoría de los médicos solicita una radiografía de tórax 12 a 24 horas después de la última evidencia de escape de aire, para asegurarse que el pulmón continúa completamente expandido. Debido a que la opinión y la práctica están muy divididas sobre la necesidad de pinzar el drenaje antes de retirar el tubo, no se pueden hacer recomendaciones concluyentes al respecto.

Si la indicación fue para drenar cualquier tipo de líquido pleural, una vez que el volumen drenado es inferior a 200 ml/24 horas, el líquido es seroso, el pulmón se ha reexpendido en la radiografía de tórax y el estado clínico del paciente ha mejorado, se puede retirar el tubo torácico.
Si la condición del paciente no mejora luego de la inserción del tubo, se recomienda consultar a un cirujano torácico o neumonólogo para hacer un manejo más definitivo, como el tratamiento fibrinolítico o la decorticación quirúrgica.

  •  Retiro del tubo torácico  

Técnica para retirar el tubo torácico

El problema más importante a la hora de retirar el tubo es el riesgo de neumotórax durante ese paso del procedimiento. Una vez más, la práctica difiere con respecto al punto en el ciclo respiratorio en el cual el tubo es retirado; al final de la respiración o al final de la espiración. Hasta el momento no ha quedado establecido cuál de ellos es superior para prevenir el neumotórax. Durante la preparación para retirar el tubo, se pueden necesitar dos personas para ayudar, una puede solicitar al paciente que respire espontáneamente y tirar del tubo mientras la otra puede ocluir rápidamente el sitio de inserción.
  • Se cortan las suturas de la piel con técnica estéril.

  • Tener preparadas suturas de nylon o de seda para el caso que se requieran suturas adicionales para cerrar el orificio.

  • Tener preparadas una gasa estéril envaselinada y gasa común.

  • Solicitar que el paciente respire espontáneamente para realizar una maniobra de Valsalva forzada o inhalar la capacidad total pulmonar luego de una exhalación profunda. Si el paciente está con ventilación mecánica, el tubo se retira al final de la espiración. Un operador puede tirar del tubo mientras el otro ocluye rápidamente el sitio con una gasa, hace suturas adicionales para cerrar el orificio y asegura el sitio con vendaje compresivo. A las 12 a 24 horas se recomienda hacer una radiografía de tórax de control. Esta radiografía debe ser inmediata si existe sospecha clínica de pérdida de aire residual o la producción de un nuevo neumotórax.

  • Es necesario tener precaución al retirar el tubo de un paciente con respiración mecánica. Es muy importante en pacientes que reciben oxígeno o que requieren presión positiva al final de espiración, enfermedad pulmonar crónica o cualquier otra razón de pérdida persistente de aire o neumotórax recurrente. En estos casos, la remoción del tubo debe estar supervisada por un médico altamente experimentado.

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►Artículo  ➔ Noticia  ➲ Tema básico  ➜ Comentario

Traducción y resumen:  Dr. Rafael Perez Garcia vía EmergenMedHB  

  •  Referencias bibliográficas













Cómo determinar si sus pacientes tienen prediabetes

Como determinar si sus pacientes tienen prediabetes

Prediabetes: La prediabetes es una condición que se desarrolla antes de la diabetes tipo 2. Los niveles de glucosa (azúcar) en la sangre son más altos de lo normal pero no son tan altos como para llamarse diabetes.



  •  Resumen


  • La prediabetes es una condición que se desarrolla antes de la diabetes tipo 2. 
  • Los niveles de glucosa (azúcar) en la sangre son más altos de lo normal pero no son tan altos como para llamarse diabetes. 
  • La prediabetes es una enfermedad silenciosa, lo que significa que usted puede padecerla sin darse cuenta. 
  • La buena noticia es que al reducir el número de calorías y grasas, aumentar la actividad física y al bajar el peso se puede dar marcha atrás a la prediabetes y, por tal razón, retrasar o prevenir la diabetes tipo 2.                                                                                                                                                               



  •  Introducción 

La diabetes es una de las principales causas de enfermedad y mortalidad en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, a nivel mundial, habrá más de 300 millones de diabéticos en 2025.

La prediabetes es una condición que se desarrolla antes de la diabetes tipo 2. Los niveles de glucosa (azúcar) en la sangre son más altos de lo normal pero no son tan altos como para llamarse diabetes. La prediabetes es una enfermedad silenciosa, lo que significa que usted puede padecerla sin darse cuenta. La buena noticia es que al reducir el número de calorías y grasas, aumentar la actividad física y al bajar el peso se puede dar marcha atrás a la prediabetes y, por tal razón, retrasar o prevenir la diabetes tipo 2. Una vez usted padece de diabetes, ésta no desaparece; por eso lo mejor es prevenirla.

  • Es un estadio que define un incremento del riesgo de diabetes mellitus tipo 2. 
  • Entre un 20% y un 25% de la población adulta podría padecer prediabetes. 
  • La prediabetes es un trastorno que puede 'curarse'. 
  • Repasamos cómo saber nuestros niveles y cómo evitar su desarrollo.

La prediabetes es un estadio precoz en el continuo hiperglucemia/diabetes que define un incremento del riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2. Se estima que entre un 20% y un 25% de la población adulta podría padecer prediabetes.

Al no haber síntomas, la única opción para evitar el avance de la diabetes es ser conscientes de los factores de riesgo que alteran los niveles de glucosa en sangre.  Según la OMS, 30 minutos de actividad física de intensidad moderada casi todos los días y una dieta saludable pueden reducir drásticamente el riesgo de desarrollar diabetes. El peso (predominio de grasa abdominal) y la edad (más de 45 años) son factores clave para detectar una situación de prediabetes. Pero ¿cómo saber si tenemos prediabetes? Juan Girbés, especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Arnau de Vilanova (Valencia), da algunas respuestas. 

  •  Factores de riesgo

¿Estoy en riesgo? 

Aunque no existen síntomas, sí existen una serie de factores de riesgo cuya presencia individual o en grupo pueden conducir a sospechar que existe prediabetes: 

  • Edad: por encima de los 45 años aumenta el riesgo de desarrollar diabetes. Obesidad: en concreto la presencia de grasa abdominal. 
  • Dieta pobre: consumo de alimentos ricos en grasa en detrimento de frutas y verduras. Poca actividad física. 
  • Diabetes gestacional durante el embarazo. 
  • Antecedentes familiares. ¿Qué pruebas necesito realizar? Las dos pruebas que se realizan en la actualidad para detectar la prediabetes son el examen de glucosa en sangre en ayunas y la prueba de tolerancia a la glucosa. 
  • Glucosa en ayunas Es la prueba más común y se realiza en ayunas, al menos 8 horas después de haber comido. Consiste en un análisis de sangre a través del que se miden los niveles de glucosa, si estos se encuentran entre los 100 y los 125 miligramos por decilitro (mg/dl) se considera que existe prediabetes. 
Tolerancia a la glucosa Consiste en tomar una bebida con alto contenido en glucosa y dos horas más tarde realizar otro análisis de sangre que muestra la capacidad del organismo para procesarla. 

La prediabetes está presente en el individuo si los niveles de glucosa se encuentran entre 140 mg/dl y 200 mg/dl.

  •  Prevención de diabetes

Cuatro maneras de evitar el desarrollo de diabetes 

La prediabetes es un trastorno que puede 'curarse', es decir, los niveles de glucosa en sangre pueden modificarse hasta situarse en los niveles normales por debajo de los 100 mg/dl. La clave está en seguir controles periódicos y realizar cambios en el estilo de vida. 

  • Dieta mediterránea, aceite de oliva y nueces Girbés destaca los beneficios confirmados de la dieta mediterránea, y aconseja el consumo aceites de origen vegetal, legumbres y nueces para restablecer el equilibrio de la glucosa en sangre. Además, en la medida de lo posible hay que eliminar la grasa de los productos cárnicos y dar prioridad a carnes blancas y pescado. Los azúcares deben reducirse al mínimo y priorizar productos integrales frente a los procedentes de harinas refinadas. 
  • Reducir el peso En el caso de que exista sobrepeso se aconseja seguir una dieta hipocalórica y mantener un peso equilibrado a través de dietas como la mediterránea. 
  • Realizar ejercicio moderado Caminar es una de las alternativas más populares entre quienes no practican deporte, eso sí, el especialista advierte que para que andar sea eficaz debe realizarse a un paso que impida mantener una conversación si se camina en compañía. Para quienes tengan problemas de movilidad reducida derivados de trastornos como la artritis o la artrosis, Girbés aconseja los ejercicios en la piscina o la bicicleta estática. 
  • Controlar las reservas de vitamina D Algunos estudios señalan que la insuficiencia de esta vitamina disminuye la síntesis y secreción de insulina, una hormona clave para el funcionamiento de la glucosa en el organismo. Girbés apunta que cada día 30 minutos de exposición solar en los brazos ayudan a mantener los niveles óptimos de vitamina D.

  •  Información de los CDC

Mientras que 29 millones de estadounidenses tienen diabetes, otros 86 millones de adultos están en el camino hacia el desarrollo de la enfermedad, ya que tienen prediabetes. Estos nuevos cálculos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) ponen de relieve la urgencia de la detección de pacientes para la prediabetes para ayudarles a evitar convertirse en una estadística. 



          Niveles de análisis de sangre para el diagnóstico de la diabetes y la prediabetes                  

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Las personas con prediabetes tienen un riesgo mayor de desarrollar diabetes tipo 2, así como enfermedades del corazón y derrame cerebral. La buena noticia es que la prediabetes es una condición reversible. Es por eso que la detección es tan importante. 

Las personas con prediabetes tienen niveles de glucosa en la sangre que son más altos de lo normal pero no lo suficientemente altos para ser diagnosticados como diabetes. La prediabetes no tiene síntomas claros, pero algunas personas con prediabetes tienen signos de la diabetes tipo 2, tales como sentimientos intensos de sed. 

Los médicos pueden usar algunas maneras diferentes para la prueba de prediabetes, incluyendo la prueba de A1C, el ayuno prueba de glucosa en plasma en ayunas (FPG) o prueba de tolerancia oral a la glucosa (SOG). Resultados de A1C de 5.7 a 6.4 por ciento, los niveles de glucemia en ayunas de 100 a 125, o los niveles de prueba de tolerancia oral de 140 a 199 indican prediabetes. 

Códigos que se usan cuando prediabetes reporte y detección de diabetes se enumeran en la tabla de abajo. 

La AMA se está centrando en la prediabetes a través de su iniciativa de Resultados en Salud Mejorar, trabajando hacia la prevención sistemática de la diabetes para salvar vidas, mejorar la salud y reducir el gasto en atención de la salud. 

Un programa piloto en asociación con la YMCA, está teniendo lugar en las ubicaciones en tres estados, establecerá un proceso para los médicos para aumentar la detección de prediabetes y se refieren a los pacientes a Programa de Prevención de Diabetes de la YMCA en sus comunidades. 

Visite el sitio web del Programa Nacional de Prevención de la Diabetes de los CDC para determinar si un programa de prevención de la diabetes basada en la evidencia está disponible en su comunidad. 

     
    Códigos: El cribado de la diabetes y la prediabetes
                                                                                                                                                                
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Traducción y resumen:  Dr. Rafael Perez Garcia vía EmergenMedHB 

  •  Referencias bibliográficas










miércoles, 29 de junio de 2016

Epistaxis en el departamento de Emergencias

Epistaxis en el departamento de Emergencias

¿Qué hacer? Lo que hay que saber: ¿Cómo actuar ante una situación frecuente en la práctica cotidiana? Las causas, los mecanismos, la clínica y terapéutica. Una revisión concisa, práctica y ágil. 

Autor(es): Dr. Schlosser RJ
EnlaceNEJM 2009;360:784-9



  •  Resumen



  • La epistaxis es un cuadro muy común en el departamento de emergencia y un buen conocimiento de los principios para su manejo es importante para los médicos jóvenes. 
  • La mayoría de los casos se resuelven en forma espontánea, pero los pacientes que se presentan en el departamento de emergencias requieren atención médica y un plan de atención inmediata por parte del médico de guardia, y si es necesario, por el especialista.
  • Nueve de 10 casos de epistaxis ocurren en el plexo de Kiesselbach, en la porción anterior del septum conocida como área de Líttle. La mayoría de las epistaxis son idiopáticas pero existen causas conocidas.                                                                                                                                                                



  •  Introducción 

Características anatómicas

Más del 90% de los episodios de epistaxis se producen en el tabique nasal anterior en un sitio llamado zona de Kiesselbach. Esta parte del tabique está irrigada por la arteria carótida externa a través de la rama labial superior y las ramas terminales de la arteria esfenopalatina y también por la arteria carótida interna a través de las arterias etmoideas anterior y posterior.

Aproximadamente el 10% de las epistaxis son de origen posterior a lo largo del septum nasal o de la pared nasal lateral. En estos casos, el aporte sanguíneo proviene de la arteria carótida externa a través de la rama esfenopalatina de la arteria maxilar interna. Estas epistaxis son más comunes en personas de edad avanzada.

  •  Etiología


Causas y condiciones asociadas

En la epistaxis participan factores locales y sistémicos.

  • Es frecuente el traumatismo autoinducido por hurgamiento de la nariz, especialmente en los niños.
  • Epistaxis menores se pueden producir por fármacos tópicos nasales como corticosteroides y antihistamínicos. 
  • El consumo de drogas ilícitas por vía nasal es otra causa de epistaxis, así como los traumatismos de los huesos nasales y del septum.
  • La falta de humedad de la mucosa nasal también causa epistaxis y justificaría su mayor incidencia durante los meses de invierno. Otros factores que causan epistaxis son las perforaciones del septum, la rinosinusitis viral o bacteriana, la telangiectasia hemorrágica hereditaria y los tumores.
Las causas sistémicas son las coagulopatías que representan alrededor del 6,45% de los pacientes hospitalizados por epistaxis.

  • Las dosis bajas de aspirina pueden aumentar levemente el riesgo de epistaxis.
  • Otra causa de coagulopatía es el uso de terapias alternativas con ajo, ginkgo, o ginseng.
Existe controversia respecto de la hipertensión como causa de epistaxis.



                                        Causas principales de epistaxis


⇒Locales

♦Idiopática
♦Infección
♦Traumatismo (por hurgado de la nariz, lesión  facial)
♦Neoplasia
♦Cuerpo extraño


⇒Generales

♦Fármacos (por ej., anticoagulantes
♦Hemopatías (por ej., leucemia)
♦Telangiectasia hemorrágica hereditaria
♦La hipertensión puede exacerbar el sangrado

El área de Little es un plexo arterial anastomótico que comprende 5 arterias que irrigan el septum, las arterias etmoidales anterior y posterior, ramas de la arteria carótida interna, y la palatina mayor, la esfenopalatina y las arterias labiales superiores, provenientes de la arteria carótida externa.                                                                                                                      


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  •  Estrategias y evidencias


La evaluación de todo paciente con epistaxis se debe iniciar asegurando la vía aérea y la estabilidad hemodinámica. A pesar del aspecto dramático, la mayoría de las hemorragias nasalesno ponen en peligro la vida. El médico debe obtener una completa historia clínica con particular atención sobre la lateralidad, la duración, la frecuencia y la intensidad de la epistaxis, así como los antecedentes familiares de hemorragias.

El examen físico debe determinar si la hemorragia es anterior o posterior. Los aerosoles tópicos de anestésicos y vasopresores como la combinación de lidocaína con fenilefrina, pueden ser necesarios para controlar la hemorragia lo suficiente como para poder realizar un examen físico adecuado. Estos aerosoles se pueden aplicar juntos o separados. Adicionalmente se pueden aplicar bolitas de algodón impregnadas con anestésicos y vasopresores.

La experiencia clínica demuestra que estas medidas habitualmente reducen o detienen la hemorragia y permiten extraer los coágulos.

En los pacientes con epistaxis posterior severa, puede ser útil la inyección en la arteria esfenopalatina a través del paladar. Esto se realiza curvando una aguja de 25-gauge e insertándola a lo largo del foramen descendiente del paladar a la altura del segundo molar superior. Después de aspirar para certificar que la aguja no está dentro de un vaso, se inyecta lentamente 1,5 a 2,0 ml de lidocaína al 1% con epinefrina diluida 1:100.000.

Una vez que la hemorragia disminuyó, se aspirará el coágulo para poder ver el sitio de origen de la epistaxis.

En los pacientes con epistaxis intensa se evaluará el hematocrito y se determinará el grupo sanguíneo ante la posibilidad de alguna transfusión. La mayoría de los pacientes tienen epistaxis leve a moderada que no requiere transfusión ni estudios de coagulación a menos que se trate de pacientes que toman anticoagulantes.

Las epistaxis recurrentes que no responde a las medidas habituales pueden ser causadas por tumores. Casi todos los pacientes con tumores sinusales benignos o malignos se asocian con síntomas unilaterales, que producen obstrucción nasal rinorrea, dolor facial, o neuropatías craneales como parestesia facial o visión doble. En estos casos, se deben realizar estudios por imágenes y evaluación endoscópica para descartar patología tumoral.

  •  Tratamiento


La mayoría de las epistaxis se resuelven solas y no requieren tratamiento. Se pueden controlar comprimiendo la parte blanda de la nariz durante 15 minutos que suele ser suficiente para detener la hemorragia de las arterias anteriores. El paciente debe estar relajado con la cabeza en la posición que le resulte más confortable y evitará tragar o aspirar la sangre que drena posteriormente hacia la faringe.

El aerosol con oximetazolina es eficaz para detener la hemorragia en el 65% de los casos.

Las epistaxis que no responden a las maniobras de presión y a los vasopresores tópicos deben ser cauterizadas con nitrato de plata luego de una adecuada limpieza de las fosas nasales. Este procedimiento logra detener la hemorragia en la mitad de los casos que no respondieron a las maniobras tópicas. Solamente un lado del septum debe ser cauterizado por vez para evitar su perforación dejando un intervalo de 4 a 6 semanas entre un lado y otro para permitir la cicatrización de la mucosa. Si la epistaxis cedió, pero el examen nasal verifica la presencia de algún vaso importante, lo mismo se recomienda la cauterización. Las epistaxis que no responden a la cauterización química pueden necesitar electrocauterio, aunque esto requiere tratamiento especializado.

En el comercio existen bolitas de material no degradable como gasa impregnada en jalea de petróleo o acetato de polivinilo hidroxilado que se expande al humedecerse (Merocel, Medtronic) y un apósito inflable con cubierta de hidrocoloide que permanece en contacto con la mucosa después de que el centro del apósito es desinflado y extraído (Rapid Rhino, ArthroCare). Estos apósitos se dejan en el lugar entre uno y 3 días. Cualquiera de estos dos tratamientos dio resultados similares en estudios aleatorios (60-80% de control de la hemorragia), aunque el Rapid Rhino resultó más ser más práctico para insertarlo y extraerlo. Otros productos disponibles para taponamientos anteriores son: celulosa oxidada (Surgicel, Johnson & Johnson) pasta o espuma de colágeno de bovino purificada (Gelfoam, Pfizer), colágeno microfibrilar (Avitene, Davol), gelatina de porcino (Surgiflo, Johnson & Johnson) y trombina humana-gelatina de bovino (FloSeal, Baxter). Todos estos productos son de fácil empleo y se adaptan a la estructura de las fosas nasales.

Independientemente del material utilizado se recomienda aplicar un aerosol salino durante 24 a 48 horas, que facilita la cicatrización de la mucosa y la degradación del material introducido.

Para las hemorragias posteriores atribuidas a la arteria esfenopalatina se requiere un taponamiento posterior con un balón inflable como el Epistat (Medtronic) y el catéter de Foley. Los taponamientos con gasa o algodón introducidos a través de la boca hasta la nasofaringe son dificultosos para colocar.

Los pacientes con taponamiento anterior bilateral o taponamientos posteriores suelen ser internados en el hospital para control de saturación de oxígeno debido al riesgo de episodios de apnea.

En los casos de hemorragia refractaria, los radiólogos intervencionistas realizan embolizaciónde las ramas distales de la arterial maxilar interna, pero este método tiene una tasa del 4% de lesiones neurológicas severas.

Más segura y al menos tan eficaz, es la ligadura de la arteria esfenopalatina con técnicas endoscópicas, aunque este procedimiento requiere anestesia general.

En los aislados casos en que la epistaxis anterior persiste a pesar del taponamiento, el especialista debe ligar las arterias etmoidales anterior y posterior a través de una pequeña incisión cerca de la parte media de la ceja y anular la arteria con un cauterio bipolar o con un clip dentro de la órbita justo antes de su salida a través del foramen etmoidal anterior y posterior.
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  •  Prevención


La prevención de futuras epistaxis se realiza con la aplicación tópica de gel, lociones y pomadas para humedecer la mucosa.

Aspectos inconclusos
Muchos aspectos del tratamiento de la epistaxis no fueron evaluados mediante estudios aleatorios y por lo tanto es difícil establecer la superioridad de una técnica sobre la otra.
En resumen, en la mayoría de los pacientes la epistaxis se resuelve espontáneamente o luego de la colocación de un taponamiento, de agentes tópicos o de la presión durante 15 minutos del septum anterior. Los casos más severos pueden necesitar taponamiento posterior, intervención quirúrgica o embolización. Es importante establecer la responsabilidad que puede tener un tratamiento anticoagulante o antiagregante plaquetario en un paciente con epistaxis.
Las epistaxis rebeldes y repetidas sugieren la presencia de un tumor que se debe descartar por endoscopía.a

  •  Casos clínicos y manejo

Manejo de la epistaxis

Samuel Cartwright y col.. 
Managing nosebleeds. Student BMJ 2008;16:212-214 | 17


La epistaxis es una afección frecuente en las guardias médicas que requiere acciones antes de derivarse al especialista. ¿Qué hacer? ¿Cómo hacerlo?. A continuación se presentan algunos casos clínicos de epistaxis.


⇒Caso 1. Un niño de 4 años es llevado por su madre a la guardia de emergencia, luego de haber sufrido una epistaxis esa mañana.

En este grupo, una causa común de epistaxis es el hurgado de la nariz, pero en muchos niños la causa no es evidente. Una historia detallada puede mostrar la tendencia al sangrado prolongado y puede despertar la sospecha de una trastorno de la coagulación. En cualquier situación es importante interrogar específicamente cuál de las narinas ha comenzado a sangrar primero. No es común el sangrado bilateral.



El primer paso es hacer el método de Trotter, es decir, la compresión manual de ambas fosas nasales. Se deja al paciente en posición de pie para disminuir la presión arterial y se lo inclina hacia delante para impedir la deglución.



Se aplica presión en forma continua durante 10 minutos y luego se evalúa si el paciente tiene signos de shock y reanimación apropiados. La presión ejercida en un nivel superior, sobre el puente óseo de la nariz, no es efectiva porque la presión no llega al septum nasal.



Manejo
Si la presión sola alcanza para detener la hemorragia, es posible que el sitio de la hemorragia sea el septum nasal o la cavidad nasal anterior. Se busca el vaso sangrante y se cauteriza para prevenir hemorragias futuras. Se deben utilizar guantes, un camisolín y protección ocular. El paciente debe sonarse la nariz con cuidado para limpiarla. Si hay disponibilidad, se debe utilizar un frontoluz, el cual deja ambas manos libres para usar instrumentos y hacer la aspiración. El instrumento de elección es el espéculo de Thudicum. Para hacer esta maniobra es mejor pedir asesoramiento a un otorrinolaringólogo. Existen otros espéculos nasales (Vienna, Hartmann-Halle y Cottle). Levantando la punta de la nariz con el pulgar se obtiene una buena visión del septum.

En el caso 1, los signos de shock son un buen punto de partida para el manejo del paciente, pero el grado en que afectan al paciente hace variar el tratamiento. En los niños, el sangrado suele ser menos grave pero puede ser persistente y molesto. Para el tratamiento se puede utilizar jalea de petróleo, clorhexidina y crema con neomicina o, cauterización con plata. Los coágulos que no se desprenden deben retirarse mediante aspiración. La inspección nasal es más fácil si se utiliza un anestésico tópico combinado con un vasoconstrictor, como lidocaína con adrenalina; co-fenilcaína o, solución de cocaína, pero no son muy utilizadas debido a sus propiedades disritmogénicas. Se aplican en forma de aerosol o una torunda de algodón colocada en la nariz mediante fórceps para taponamiento nasal. Se deja en el lugar 10 minutos o el tiempo que permita la vasoconstricción.

⇒Caso 2. Un anciano presenta epistaxis recurrentes desde unas 4 semanas atrás. No es un sangrado profuso pero el método de Trotter no es suficiente para resolver el problema.

En los ancianos, los vasos nasales pueden no ser fáciles de constreñir debido a la presencia de enfermedad vascular. En muchos casos, el vaso sangrante puede verse claramente en el área de Little. Si el punto sangrante no se encuentra en el área de Little, a menudo hay un “volcán” revelador en el septum¾un coágulo delgado que una vez que se quita suavemente comienza a sangrar. Si éste es el caso, en general, el vaso sangrante se controla con cauterización.

Cauterización
Existen 2 métodos de cauterización. La cauterización química, consistente en un procedimiento sencillo mediante una topicación con nitrato de plata, la cual reacciona con la capa mucosa y produce un daño químico local. Para lograr el efecto máximo, la topicación debe hacerse en círculos concéntricos decrecientes alrededor del vaso sangrante.

La electrocauterización y la diatermina requieren un equipo especializado y están indicadas cuando la topicación con nitrato de plata no controla la hemorragia. La electrocauterización es la aplicación directa de un instrumento calentado por una corriente eléctrica de alta frecuencia. El instrumento forma un electrodo,  el otro es un apósito humedecido aplicado contra el cuerpo del paciente. Para este procedimiento es necesario el asesoramiento de un otorrinolaringólogo para saber cómo se hace.

Estas medidas son efectivas para la mayoría de las epistaxis simples. Sin embargo, hay casos en los que la hemorragia continúa, como cuando ocurre en un punto por detrás de la nariz que no se alcanzó a visualizar. A esta altura de los acontecimientos, tanto el paciente como el médico ya estarán hartos, de modo que éste es el momento de ocluir la fosa nasal con un tapón nasal y derivar al paciente al especialista para una mayor evaluación.

⇒Caso 3. Una mujer de 75 años consulta por epistaxis. Sufre una fibrilación auricular bien controlada y toma warfarina. El sangrado no es controlado por el método de la presión y la rinoscopia no sirvió para visualizar el punto sangrante.

En este caso, la anticoagulación favorece la continuación de la hemorragia. La warfarina se usa comúnmente en los pacientes con fibrilación auricular para prevenir el accidente cerebrovascular ocurrido por la embolización de un coágulo desprendido de la aurícula, embolismo pulmonar, etc.. Se debe determinar el RIN (international normalised ratio) y revisar la medicación porque es común que los pacientes que reciben warfarina estén por fuera del rango terapéutico debido a las interacciones con otros fármacos o por equivocación sobre la dosis correcta del anticoagulante. Así como se deben aplicar medidas adicionales para controlar el sangrado, en estos pacientes se debe hacer un hemograma y un coagulograma y determinar el grupo sanguíneo por una eventual transfusión.

Los ancianos con comorbilidades requieren una atención muy cuidadosa. Es necesario evaluar al paciente teniendo en cuenta las contraindicaciones y los efectos potenciales del tratamiento como así los efectos de las enfermedades preexistentes. Este concepto es válido para todos los campos de la medicina.

Taponamiento nasal
La nariz puede ser taponada con diversos materiales con el fin de obturar el punto sangrante. Antes de taponar la nariz, recordar que el piso nasal se dirige directamente hacia atrás y no hacia arriba. Tener en cuenta este simple hecho hará más fácil el taponamiento.

Se debe explicar al paciente qué es lo que se va a hacer y que si bien es un procedimiento molesto, dura unos pocos segundos. Se limpia bien la cavidad nasal mediante aspiración y se le pide al paciente que se suene la nariz. Se levanta la punta de la nariz con el pulgar. Se empuja el taponaje por el piso de la nariz hasta que haya entrado totalmente. Algunos tapones requieren que se les aumente el volumen embebiéndolos con un poco de solución salina o agua. A veces, el procedimiento se hace difícil por algunas características anatómicas, como la desviación del tabique nasal. En este caso, hay que derivar al paciente al otorrinolaringología.

El taponaje que llega hasta el techo de la nariz es molesto para el paciente. La falta de espacio significa que no se podrá introducir todo el taponaje. En Reino Unido, la práctica estándar es internar al paciente en la guardia, después de hacer el taponamiento, para ser controlado durante la noche, lo que usualmente corresponde al equipo de otorrinolaringología.

⇒ Caso 4. Un hombre de 45 años se presenta en el departamento de emergencia con una epistaxis copiosa. Al examen, se observan pequeños puntos rojos sobre la cara y el torso. Ha tenido epistaxis recurrentes durante su vida y su padre falleció de una hemorragia gastrointestinal a los 55 años.

Las manchas corporales, caracterizadas como petequias, y la historia familiar, son evidencia de telangiectasia hemorrágica hereditaria. Ésta es una enfermedad autonómica dominante que se manifiesta por telangiectasias en la piel y membranas mucosas y por malformaciones arteriovenosas. Puede haber telangiectasias más grandes en la nasofaringe, el sistema nervioso central, el pulmón, el bazo y los tractos urinario y gastrointestinal. La epistaxis es la presentación más común de esta enfermedad. El manejo es similar al de las epistaxis por otras causas pero el paciente debe ser derivado al especialista para continuar con su atención médica.

Cirugía
Si el paciente continua sangrando luego del taponamiento, está indicada la cirugía. Se puede hacer la cirugía septal y la ligadura de la arteria. La cirugía septal puede ser necesaria cuando existe una gran hemorragia septal que evita la visualización de la cavidad nasal y el taponamiento. Puede requerirse la ligadura arterial, en particular cuando la epistaxis es posterior. El vaso más comúnmente ligado es la arteria esfenopalatina, la cual irriga la mayor parte de los dos tercios posteriores de la nariz. La arteria puede localizarse por endoscopia, levantando un colgajo de mucosa de la pared nasal lateral por debajo del cornete medio. Una vez localizado, el vaso puede ser tratado con diatermia o pinzado. En los casos de epistaxis más anterior, se puede llegar externamente a la arteria etmoidal anterior, mediante una pequeña incisión en la pared media de la órbita.

Embolización
Es muy raro que el paciente no responda al tratamiento quirúrgico o que no esté apto para una anestesia general. La embolización consiste en la introducción de material embólico para reducir u obstruir por completo el flujo sanguíneo. Bajo control radiográfico se introduce una cánula en la arteria que irriga el área afectada y se inyecta el material oclusivo, como microesferas, un espiral metálico o burbujas de alcohol polivinilo. En esta situación, a veces es posible obtener la ayuda de un radiólogo intervencionista experimentado en embolizar el vaso sangrante. Sin embargo, éste es un tratamiento altamente especializado y requiere derivar al paciente a un centro terciario.




                                                                                                                                                                


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Traducción y resumen: Dr. Rafael Perez Garcia vía EmergenMedHB

  •  Referencias bibliográficas

1. R.S.Dhillon, C.A.East Page. Ear, Nose & Throat and head and neck surgery, 2nd Edition, Churchill Livingstone. 48
2. Trotter MI, De R, Drake-Lee A. Evidence-based management of epistaxis in adults. Br J Hosp Med (Lond). 2006 Dec;67(12):651-3. 3. Behrens DC. Treatment of epistaxis in the emergency department. Emerg Med J. 2006 Mar;23(3):241
4. Corbridge RJ, Djazaeri B, Hellier WP,Hadley J. A prospective randomized controlled trial comparing the use of merocel nasal tampons and BIPP in the control of acute epistaxis. Clin Otolaryngol Allied Sci. 1995 Aug;20(4):305-7
5. Van Wyk FC, Massey S, Worley G, Brady S. Do all epistaxis patients with a nasal pack need admission? A retrospective study of 116 patients managed in accident and emergency according to a peer reviewed protocol. J Laryngol Otol. 2007 Mar;121(3):222-7 
6. Umapathy N, Quadri A, Skinner DW. Persistent epistaxis: what is the best practice.