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jueves, 4 de agosto de 2016

Mantenimiento higiénico de los catéteres venosos centrales

Mantenimiento higiénico de los catéteres venosos centrales 

Riesgo: Estos accesos venosos, a veces múltiples, en momentos de extrema gravedad, suponen un riesgo añadido al paciente crítico, especialmente vulnerable a la aparición de infecciones relacionadas con la atención sanitaria (IRAS).

Autor(es): María Jesús Luengo
EnlaceUciseguras.es 12/11/2013

  •  Resumen



  • Los catéteres venosos centrales (CVC) son un dispositivo muy frecuente en los pacientes críticos, estén éstos o no en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
  • Se debe continuar monitorizando las tasas, informando de ellas y haciendo recordatorios de las medidas a los profesionales. 
  • Monitorizar también las medidas de mantenimiento de los CVC, para ver dónde podemos mejorar.
  • La lucha contra las IRAS es una responsabilidad de todos.
                                                                                                                                                                

  •  Introducción 


Los catéteres venosos centrales (CVC) son un dispositivo muy frecuente en los pacientes críticos, estén éstos o no en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). En la UCI, por las características del paciente, gravedad, inestabilidad y necesidad de administrar múltiples fármacos de manera simultánea, es preciso disponer de accesos venosos con más de una luz que cubran las necesidades del paciente. Estos accesos venosos, a veces múltiples, en momentos de extrema gravedad, suponen un riesgo añadido al paciente crítico, especialmente vulnerable a la aparición de infecciones relacionadas con la atención sanitaria (IRAS). 
En el año 2006 una experiencia realizada por el Dr. P. Pronovost en el estado de Michigan y publicada en el New England  “An Intervention to Decrease Catheter-Related Bloodstream Infections in the ICU” http://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa061115 revolucionó  el mundo de las IRAS.  En este estudio se consiguió reducir las tasas de bacteriemia relacionada con catéter venoso central (BRC) a medianas de 0, incluyendo un “care bundle” o “paquete de medidas” dirigidas principalmente al momento de la inserción de CVC, junto con un programa de seguridad de pacientes estatal. Esto suponía  un gran impacto, no solo en episodios  de BRC, sino también en estancias en la UCI y mortalidad asociada, sin olvidar el sufrimiento del paciente y su familia. España, fue el primer país que intentó emular el proyecto de Michigan en un proyecto que se denominó Bacteriemia Zero, motivo de una de nuestras entradas anteriores. http://uciseguras.es/wp/?p=829
En España, ya se realizaba vigilancia de las principales IRAS a través del programa ENVIN, y el comité directivo del proyecto, consideró imprescindible incorporar al paquete de medidas de Pronovost, una sexta medida, mantenimiento higiénico de los CVC, dado que se había demostrado el carácter tardío de las BRC en las UCI de España. Esto hacía pensar qué no sólo teníamos que cambiar los hábitos en la inserción de los CVC sino también en el mantenimiento de los mismos.

  •  Aspectos a considerar


¿Qué aspectos había que considerar en los cuidados de enfermería de los CVC?
El principal cambio fue la incorporación de los bioconectores, hasta entonces no utilizados, en muchas unidades para la administración de medicación intermitente y entrenar al personal en su uso, lo cual incluía un aspecto importante, la desinfección de los mismos con alcohol al 70% o clorhexidina al 2% en base alcohólica.
Así dicho no parece complicado… pues lo era, suponía cambiar un hábito en la rutina del cuidado del CVC, incluir los nuevos dispositivos y encontrar la opción de desinfección más adecuada a cada unidad (gasas con alcohol, sprays de clorhexidina alcohólica o toallitas unidosis desechables…). Sin duda lo que más costó fue el cambio de hábito, desinfectar los puntos de inyección antes de poner medicación intermitente.
Otro de los aspectos que se pretendió consensuar era minimizar la manipulación de los CVC al mínimo imprescindible, se recomendó no cambiar los sistemas de infusión y llaves de tres pasos antes de las 72h, y proteger las conexiones durante los momentos que supongan un riesgo de contaminación para el paciente, como en el momento de la higiene. Se remarcaba la importancia de utilizar para las soluciones lipídicas una sola luz y el cambio de su sistema cada 24 horas, por el alto riesgo de contaminación.
Se incidió también mucho en la detección precoz de los signos de infección, con la vigilancia diaria del punto de inserción, y se recomendaba el uso de apósitos transparentes que permitían la visibilidad del mismo. También se hacían recomendaciones en cuanto a la cura de los CVC, que debe realizarse de manera estéril, y se estandarizaba el cambio de apósitos transparentes cada 7 días y el de gasa cada 3 días.
Se introdujo el preguntarse todos los días sobre la necesidad de los CVC y sus conexiones, con el objetivo de optimizar los días del dispositivo y disminuir así el riesgo de infección que supone la permanencia de éstos un tiempo innecesario y el limitar el recambio con guía de los CVC cuando estos no funcionan bien.
¿Qué barreras nos encontramos para introducir estas recomendaciones?, la principal barrera era la resistencia al cambio, algo que hasta entonces se había hecho de una manera determinada, con el proyecto, se cambiaron aspectos que cambiaban la rutina y procedimientos relacionados con los CVC. El gran cambio, desde mi punto de vista, fue el uso de los bioconectores y la desinfección de los mismos. Para ello se insistió mucho en la formación del proyecto y aprendimos unos de otros con el intercambio de experiencias.
Todo lo comentado hasta ahora, estaba incluido en la medida 6 “manejo higiénico de los catéteres” y no se incluyó ningún registro para evaluarlo.

                                                                                                                                                                

                            EMERGENCY & CRITICAL CARE WITH DR. RAFAEL PEREZ GARCIA® HEALTH BLOG


  •  Conclusión 

El proyecto concluyó en junio de 2010, sería interesante ver en qué medida estos cambios de hábitos y rutinas en el manejo de los catéteres se cumplen para ver en qué puntos críticos debemos de insistir y mejorar. En muchas unidades, de manera local, se han diseñado listados de verificación de estas medidas de mantenimiento de catéteres, con el objetivo de monitorizarlas y poder mejorar aquellos aspectos que se vean más deficientes.
Con el proyecto Bacteriemia Zero, se ha disminuido más de un 40% las BRC con respecto a tasas de años anteriores, y se ha llegado a alcanzar el objetivo marcado, menos de 4 episodios de BRC por 1000 días de CVC. Pero, ¿ya está todo conseguido?, ¿cuál es el camino a seguir en la prevención de las BRC?
  • Lo primero, hemos logrado el objetivo pero el éxito hay que mantenerlo. Se debe continuar monitorizando las tasas, informando de ellas y haciendo recordatorios de las medidas a los profesionales.
  • Lo segundo, trasladar el programa a otras áreas donde hay pacientes portadores de CVC, Reanimación, quirófanos, plantas de hospitalización…., las IRAS, no son exclusivas de la UCI.
  • Lo tercero, monitorizar también las medidas de mantenimiento de los CVC, para ver dónde podemos mejorar.
  • Lo cuarto, en el caso de cumplir el protocolo y monitorizar el mantenimiento, y mantener tasas por encima del objetivo marcado, valorar medidas adicionales como el uso de apósitos transparentes con gel de clorhexidina, incorporar a la higiene de los pacientes toallitas desechables de clorhexidina, o el uso de catéteres recubiertos de antibióticos.
La lucha contra las IRAS es una responsabilidad de todos. Bacteriemia zero nos ha hecho mejorar, pero el reto ahora es mantener el éxito en el tiempo. 

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Traducción y resumen:  Dr. Rafael Perez Garcia vía EmergenMedHB 

  •  Referencias bibliográficas










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