Incisión y drenaje de abscesos cutáneos
Diagnóstico, procedimiento y técnica: Nota: La incisión y drenaje de un absceso es generalmente un procedimiento ambulatorio y la mayoría de los abscesos sin componente de celulitis se pueden tratar sin antibióticos.
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Las infecciones de la piel y de los tejidos blandos, incluyendo los abscesos cutáneos, son una patología frecuente entre los pacientes que acuden a los centros de salud y departamentos de urgencia. Los abscesos cutáneos se pueden localizar en cualquier parte del cuerpo, pero habitualmente se encuentran en la axila, las nalgas y las extremidades. La incisión y el drenaje constituyen el tratamiento principal, mientras que el tratamiento exclusivo con antibióticos es inadecuado por tratase de colecciones multiloculadas.
La incisión y drenaje de un absceso es generalmente un procedimiento ambulatorio y la mayoría de los abscesos sin componente de celulitis se pueden tratar sin antibióticos. Las infecciones cutáneas que requieren tratamiento con antibióticos están fuera de la consideración de este artículo.
El primer paso para un tratamiento exitoso es el diagnóstico del absceso. La mayoría de estas lesiones son dolorosas, fluctuantes o eritematosas con induración. El examen físico de la zona afectada permite el diagnóstico sobre la base hinchazón, dolor, enrojecimiento y fluctuación. Cuando el examen físico no es categórico se puede punzar el absceso y observar si viene contenido purulento.
La ecografía es una herramienta útil para identificar áreas localizadas de líquido bajo la piel que pueden representar zonas aisladas de infección. También sirve para establecer las dimensiones del absceso. Una vez realizado el diagnóstico es preciso determinar si debe ser drenado o no. La mayoría de los abscesos cutáneos tienen indicación de incisión y drenaje cuando superan un diámetro de 5 mm y son accesibles.
En los casos donde la zona de localización del absceso puede tener implicancias cosméticas, como el rostro o la mama, es conveniente consultar con el especialista. Asimismo, los abscesos en la palma de la mano, la planta del pie, o los pliegues nasolabiales, pueden generar complicaciones y conviene consultar con el especialista apropiado.
Es necesario evitar el contacto con los fluidos corporales, por lo tanto el cirujano y participantes deberán utilizar guantes y barbijo. Si bien no es imprescindible una asepsia estricta en una herida infectada, debido a la era de resistencia bacteriana a los antibióticos, es necesario utilizar instrumental estéril. El material quirúrgico es similar al que se emplea para la reparación de heridas cortantes. El siguiente cuadro 1 muestra el instrumental necesario para el referido procedimiento:
Cuadro 1. Material quirúrgico para el drenaje de un absceso
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Para la preparación y la anestesia, se debe hacer antisepsia del campo quirúrgico con un agente adecuado y con gasa estéril. La anestesia se realiza por infiltración local con una jeringa de 5-10 cc y una aguja de calibre 25-30. La lidocaína al 1% es un anestésico adecuado. La combinación de lidocaína con epinefrina tiene la ventaja de reducir la hemorragia y aumentar el tiempo del efecto anestésico. Esta asociación está contraindicada en territorios irrigados por una sola arteria. La bupivacaína es otra opción que ofrece un tiempo de anestesia más prolongado. |
En primer término se debe obtener el consentimiento escrito del paciente y discutir con él los riesgos y beneficios del procedimiento. No omitir la posibilidad de dolor, hemorragia y formación de cicatrices antiestéticas. El operador se asegurará que está tratando al paciente correcto, que identificó el lugar preciso del absceso, que cuenta con la autorización del paciente y con todo el equipo necesario. Las manos se lavan con un jabón bactericida y se utilizan guantes y barbijo. Conviene disponer de anteojos protectores especialmente en los abscesos donde el contenido está bajo presión. Colocar el equipamiento al borde de la cama y al paciente en una posición cómoda de manera tal que la zona del absceso sea de fácil acceso y con iluminación adecuada.
Realizar la asepsia del campo quirúrgico preferentemente con povidona yodada, comenzando en la cúpula del absceso y hacia la periferia en forma circular. Disponer de un extenso campo quirúrgico. Introducir la aguja para la anestesia calibre 25-30 inmediatamente debajo y paralela a la piel. El anestésico se introducirá en la dermis de la parte superior del absceso.
Incidir el absceso en su centro orientando la incisión en el eje mayor de la colección líquida. Al ingresar al absceso comenzará a salir líquido purulento. No incidir el piso del absceso para evitar hemorragias.
Para lograr una cicatriz cosmética conviene hacer la incisión en forma paralela a las líneas de tensión de la piel. La incisión será de una extensión suficiente para que:
- Se puedan romper los tabicamientos haciendo movimientos circulares con una pinza curva,
- Lograr el drenaje total del absceso y
- Poder introducir material para empaquetar la cavidad.
Si se considera necesario, se obtendrá material de cultivo utilizando un hisopo o jeringa. El cultivo es útil en los casos en que el absceso se complica ya que permite tratar al germen con el antibiótico adecuado.
Irrigar suavemente la cavidad con solución salina hasta obtener un líquido claro. Introducir una tira de gasa con o sin yodoformo hasta empaquetar parcialmente la cavidad para que la herida continúe drenando y cicatrice por segunda intención.
En general, si se logró evacuar satisfactoriamente el absceso se puede prescindir de antibióticos. Los pacientes que tienen una celulitis extensa más allá de la zona del absceso y presentan condiciones mórbidas asociadas pueden requerir antibióticos. En estos casos, conviene ajustarse a los resultados del cultivo y del antibiograma.
Se ha observado un aumento de la tasa de abscesos cutáneos donde el agente causal es el Staphylococcus aureus resistente a la meticilina.
Cubrir la herida con gasas estériles. El empleo de antibióticos locales es de beneficio discutible. Asegurar que el paciente está debidamente vacunado contra el tétano.
Instruir al paciente para que concurra antes de la fecha que se le indicó en caso de que empeoren los signos locales (enrojecimiento, edema) o se instale un cuadro febril.
El ambiente local ácido de la zona infectada reduce la eficacia de la anestesia y generalmente se deben hacer administraciones adicionales. El progreso hacia una celulitis periférica o linfangitis, fiebre u otros signos de empeoramiento sugieren que se debe repetir la incisión y el drenaje y descartar factores de riesgo subyacentes como colonización por estafilococos o trastornos inmunológicos, anatómicos o infecciosos.
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