Síguenos en Twitter Siguenos en Facebook Siguenos en Linkedin Siguenos en Blogger Siguenos en Blogger Siguenos en YouTube EmergenMedHB

Lo Último

miércoles, 15 de febrero de 2017

Fracturas vertebrales: Evaluación, diagnóstico y tratamiento

Fracturas vertebrales: Evaluación, diagnóstico y tratamiento 

Deformaciones de los cuerpos vertebrales: Las fracturas vertebrales son la manifestación más común de la osteoporosis y menos de la mitad de las fracturas vertebrales incidentes identificados radiográficamente son diagnosticados en forma clínica.

Autor(es): Kristine E. Ensrud, M.D., M.P.H., and John T. Schousboe, M.D., Ph.D.
Enlace:  N Engl J Med 2011; 364:1634-1642

  •  Resumen



  • Las fracturas vertebrales de la columna torácica y lumbar representan a casi la mitad de las 1,5 millones de fracturas osteoporóticas que se producen anualmente en los Estados Unidos. 
  • Estas fracturas suelen ser identificadas clínicamente cuando el paciente se presenta con dolor de espalda y en la radiografía de la columna vertebral se observa una imagen que se interpreta como una fractura de un cuerpo vertebral, con mayor frecuencia en la zona de transición toracolumbar o en la región centrotorácica. 
  • Las fracturas vertebrales en los adultos mayores se asocian con mayor riesgo de muerte, pero este aumento del riesgo se debe en gran parte a las condiciones subyacentes (por ej., la debilidad), asociadas tanto a la fractura vertebral como a la muerte. 
  • El presente artículo aborda las generalidades (semiología, diagnostico, tratamiento y recomendaciones) sobre este traumatismo especialmente en la edad geriátrica a partir del presente caso clínico.  
                                                                                                                                                          

  •   Caso clínico


 Una mujer de 72 años de edad presenta desde hace 2 meses, aumento del dolor en la zona dorsal baja que no ha mejorado con ibuprofeno y le provoca dificultad para caminar y vestirse. En el interrogatorio, relata haber perdido cerca de 5 centímetros de la estatura que tenía en su juventud. En la exploración, hay cifosis de la columna vertebral torácica inferior leve, sin dolor. Una radiografía de la columna lateral revela que la vértebra L2 tiene aspecto bicóncavo, un hallazgo que pone de manifiesto una fractura vertebral. ¿Cómo debe ser manejado este caso?                                                                                                                                                            


  •  El problema clínico


Las fracturas vertebrales - deformaciones de los cuerpos vertebrales que se observan en la radiografía de perfil de la columna vertebral y caracterizadas según su forma - son la manifestación más común de la osteoporosis. Las fracturas vertebrales de la columna torácica y lumbar representan a casi la mitad de las 1,5 millones de fracturas osteoporóticas que se producen anualmente en los Estados Unidos. Estas fracturas suelen ser identificadas clínicamente cuando el paciente se presenta con dolor de espalda y en la radiografía de la columna vertebral se observa una imagen que se interpreta como una fractura de un cuerpo vertebral, con mayor frecuencia en la zona de transición toracolumbar o en la región centrotorácica. Sin embargo, en contraste con otros tipos de fractura, la mayoría de los pacientes con fracturas vertebrales no concurren a la consulta médica en el momento de su producción. Solo un cuarto a un tercio de las fracturas vertebrales incidentes identificadas radiográficamente son diagnosticadas en forma clínica. 

Las fracturas vertebrales radiológicas prevalentes tienen alguna asociación con el dolor de espalda y la calidad de vida relacionada con la salud. La probabilidad de dolor de espalda, reducción de la calidad de vida relacionada a la salud y aumento del diagnóstico clínico aumentan la gravedad y el número de fracturas. Las fracturas vertebrales radiológicas nuevas (por ej., las que no están presentes en las radiografías anteriores) se asocian con un mayor riesgo de dolor de espalda y discapacidad; la intensidad de estas asociaciones es mayor entre las personas con fracturas vertebrales clínicamente reconocidas. La discapacidad que acompaña a la fractura puede ser mayor entre los pacientes con fracturas lumbares que entre aquellos con fracturas dorsales. Las fracturas vertebrales en los adultos mayores se asocian con mayor riesgo de muerte, pero este aumento del riesgo se debe en gran parte a las condiciones subyacentes (por ej., la debilidad), asociadas tanto a la fractura vertebral como a la muerte. Las fracturas vertebrales radiológicas prevalentes como así las fracturas vertebrales clínicas también se asocian con un mayor riesgo futuro de fractura de cadera y otras fracturas. Este aumento del riesgo se explica parcialmente por la densidad mineral ósea más baja entre los pacientes con fracturas vertebrales. Así, la presencia de una fractura vertebral tiene un efecto importante en el riesgo de fractura en el futuro y debe influir en las decisiones sobre las terapias destinadas a reducir ese riesgo.

  •  Estrategias y evidencia

Evaluación 
La primera fractura en una mujer suele producirse  después de la menopausia. La prevalencia y la incidencia de las fracturas vertebrales radiológicas aumentan con la edad; la prevalencia en las mujeres de raza blanca aumenta del 5% al 10% entre los 50 y 59 años y el 30% o más a los 80 años o más. Las tasas de prevalencia son más bajas en las mujeres de raza negra, asiáticas y en los hombres. En las mujeres de raza blanca de más edad sin fractura vertebral prevalente existe un 0,9% de riesgo anual de fractura vertebral incidente, el cual se eleva a 1,7% en las mujeres de 80 años o más. Además de la mayor edad, los factores de riesgo clínico para las fracturas vertebrales incidentes son las fracturas previas, el antecedente de 1 o más caídas, el sedentarismo, el tabaquismo, el uso de glucocorticoides sistémicos (el riesgo aumenta con el aumento de la exposición acumulada), ciertas enfermedades crónicas (por ej., la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la artritis reumatoidea seropositiva y la enfermedad de Crohn) y un índice de masa corporal bajo. En poblaciones no seleccionadas para la detección del riesgo de osteoporosis o fractura, la pérdida de la estatura (por ej., una pérdida ≥ 4 cm desde los 25 años) tiene una sensibilidad baja (31-56%) y un valor predictivo positivo (14-26%) para la presencia de fracturas vertebrales radiológicas pero un alto valor predictivo negativo (≥ 86%).

El examen físico puede revelar una convexidad sagital superior de la columna torácica (hipercifosis o joroba de viuda), especialmente entre los pacientes con fracturas múltiples de la columna vertebral torácica con cuña anterior. Sin embargo, la cifosis grave es suele presentarse en adultos mayores sin fracturas vertebrales radiológicamente prevalentes.

Densidad mineral ósea 
La densidad mineral ósea (DMO) baja, medida mediante absortometría de rayos X de doble energía (DXA), se asocia con mayor probabilidad de fracturas vertebrales radiográficas prevalentes y un mayor riesgo de fracturas radiológicas incidentes (riesgo relativo para la disminución de 1 SD en la DMO en la columna o la cadera, 1,5 a 2,0). Aunque la prevalencia de las fracturas vertebrales radiológicas es mayor en las personas con osteoporosis (definida por un puntaje T de la columna o la cadera igual o menor a -2.5 [≥ 2,5 SD por debajo de la media de la DMO de los adultos jóvenes sanos]), más de un tercio de las mujeres posmenopáusicas con fracturas vertebrales radiográficas prevalentes tienen frecuentemente un puntaje T en la columna y la cadera superior a -2.5. Se ha informado que la prevalencia de fracturas vertebrales radiológicas en mujeres de 60 años de edad o mayores con DMO baja (T score en la cadera o la columna vertebral, -1,5 a -2,4) oscila entre el 14% y el 18%.

  •  Diagnóstico 

Aunque la historia clínica y la semiología pueden sugerir la posibilidad de una fractura vertebral clínica, el diagnóstico debe ser confirmado con un estudio por imágenes de la columna vertebral. En muchos casos, la radiografía lateral del tórax ordenada por otras causas revela fracturas vertebrales radiológicas, pero con frecuencia, tales hallazgos incidentales no son informados por el radiólogo o, si se informan, los médicos responsables de la atención del paciente no actúan en consecuencia.

La radiografía lateral de la columna vertebral torácica y lumbar sigue siendo el estándar para la evaluación. No hay consenso sobre la definición de  fractura vertebral, pero se han desarrollado varios métodos cualitativos y cuantitativos. El método semicuantitativo desarrollado por Genant et al. es ampliamente aceptado y es práctico para ser aplicado en el contexto clínico. El método utiliza las características cualitativas de la forma vertebral y el grado de reducción de la altura de la vértebra en la dimensión vertical anterior, media o posterior para calificar al cuerpo vertebral como normal, fractura dudosa o fractura leve, moderada o grave. El uso apropiado de este método requiere el conocimiento de las deformidades del desarrollo (por ej., la enfermedad de Scheuermann [osteocondrosis de de las placas vertebrales]) y adquiridas (por ej., la osteoartritis) que no representan fracturas, y el reconocimiento de las características que sugieren otras causas de fracturas que no son osteoporóticas (por ej., la expansión de la corteza o la lisis de las trabéculas o cualquier parte de la corteza, como se observa en presencia de un cáncer). Los estudios han indicado que el método semicuantitativo Genant tiene buena fiabilidad interobservador, validez concurrente (por ej., las fracturas prevalentes se asocian con una DMO baja), y validez predictiva (por ej., las fracturas prevalentes predicen el riesgo de fracturas incidentes, independientemente de la DMO).

La evaluación de las fracturas vertebrales prevalentes asintomáticas puede hacerse en el momento de la densitometría, utilizando imágenes laterales de la columna generadas con ventilador de DXA y el software apropiado. El término evaluación de la fractura vertebral (EFV) se refiere a las imágenes densitométricas de la columna vertebral desde la vértebra T4 hasta la vértebra L4, destinadas a identificar las fracturas vertebrales prevalentes. En comparación con las radiografías de la columna vertebral, la EFV tiene más probabilidad de dar resultados que no pueden ser evaluados, (especialmente cuando se utiliza para evaluar las vértebras por encima de T7), pero implica una exposición a la radiación mucho menor (3 μSv para la EF V vs. 600 μSv para la radiografía de la  columna lumbar lateral), reduce el paralaje (por ej., la distorsión de proyección) frecuentemente presente en las vértebras en las radiografías tomadas con rayos X estándar de haz cónico, y es más conveniente para los pacientes, ya que la proyección de la imagen puede realizarse al mismo tiempo que la densitometría. Cuando se utiliza el método Genant  semicuantitativa con ambos métodos de imagen para identificar las fracturas vertebrales prevalentes, la EFV y las radiografías de la columna vertebral tienen una fiabilidad intraobservador e interobservador similar como así validez concurrente. Las imágenes EFV  tienen una sensibilidad y especificidad de alrededor del 90% para la detección de fracturas moderadas y graves, inferior a las de las radiografías estándar para detectar fracturas leves, pero las fracturas leves no son tan altamente predictivas de fracturas posteriores como lo son las fracturas moderadas a graves.

Las radiografías estándar de la columna vertebral y las imágenes de EFV no están usualmente indicadas en pacientes con puntajes T muy bajos (≤ -2,5) o elevados (>-1,5), ya que la documentación de las fracturas vertebrales es poco probable que influya en la atención del paciente. Sin embargo, en las mujeres posmenopáusicas con puntajes T entre -1,5 y -2,4, para quienes el beneficio del tratamiento farmacológico es incierto, la determinación de las  fracturas vertebrales prevalentes puede alterar el tratamiento. De acuerdo a un análisis del costo-eficacia, se espera que el uso de cualquiera de las radiografías de la columna vertebral o la EFV para la evaluación de las fracturas vertebrales en estas mujerestratadas con bifosfonatos aquellas que tienen al menos una fractura vertebral - resulte en una reducción del número de fracturas con un costo adicional (<50.000 dólares por año de vida ajustado por la calidad-año que se gana).

Otros métodos de imágenes de la columna vertebral (tomografía computarizada y resonancia magnética) y la gammagrafía ósea suelen reservarse para los pacientes en los que es necesaria una información adicional para evaluar la agudeza de las fracturas o para diferenciar las fracturas osteoporóticas de las fracturas patológicas.

  •  Tratamiento


Manejo del Dolor 
Las fracturas vertebrales clínicas pueden causar un dolor severo como para requerir hospitalización. No existen datos de ensayos controlados y aleatorizados que evalúen la eficacia de los medicamentos para el dolor en pacientes con fractura vertebral aguda, pero en la práctica son de uso común los antiinflamatorios no esteroideos, los analgésicos (incluidos los estupefacientes y el tramadol), la lidocaína transdérmica y los agentes utilizados para aliviar el dolor neuropático (por ej., los antidepresivos tricíclicos). Aunque el dolor de la fractura vertebral aguda generalmente desaparece en el transcurso de varias semanas, a menudo se requieren narcóticos en forma temporaria para facilitar la movilidad y evitar el reposo prolongado en cama. Ensayos pequeños, aleatorizados y controlados con placebo sugieren que la administración intramuscular o en aerosol nasal de calcitonina puede conseguir un alivio modesto del dolor que acompaña a la fractura vertebral aguda. La teriparatida y los bifosfonatos pueden reducir el dolor de espalda y prevenir nuevas fracturas vertebrales, pero su eficacia para reducir el dolor agudo de la fractura vertebral no ha sido probada en ensayos aleatorizados.

Rehabilitación
La poca evidencia surgida de ensayos pequeños, aleatorizados y controlados que estudiaron a pacientes con fractura vertebral clínica apoya el uso de programas de ejercicios terapéuticos para reducir el dolor y mejorar la fuerza, el equilibrio, el estado funcional y la calidad de vida, pero los hallazgos no son consistentes en todos los estudios.

Los soportes de la espalda (es decir, ortesis espinal) se han utilizado en pacientes con fracturas vertebrales agudas, pero sus beneficios y daños no han sido evaluados en forma rigurosa. Los resultados de ensayos pequeños sin control ciego sugieren que el uso de un corsé rígido para la espalda durante las horas de vigilia y durante 6 semanas o, el uso de un corsé para la espalda no rígido, durante 24 semanas, 2 horas por día, puede reducir el dolor auto reportado y la discapacidad después de una fractura  vertebral clínica.

Vertebroplastia y cifoplastia 
En Estados Unidos, cada vez es más frecuente el uso de procedimientos de aumento vertebral (vertebroplastia o cifoplastia). En 2005, 86 de cada 100.000 beneficiarios de servicios pagos de Medicare fueron sometidos a la vertebroplastia. Estudios de observación han reportado la reducción del dolor, la discapacidad y la duración de la estancia hospitalaria entre los pacientes con fractura vertebral aguda que fueron sometidos a estos procedimientos, en comparación con aquellos que no, pero estos estudios son susceptibles de sesgos importantes.

Dos estudios aleatorizados, de etiqueta abierta, realizados con mujeres con fractura vertebral aguda dolorosa (duración media del dolor de espalda de 4-6 semanas) mostraron que los pacientes sometidos a cifoplastia o vertebroplastia experimentaron la reducción del dolor y la mejoría de la función física, pero la comparación en cada uno de estos ensayos fue hecha con la atención habitual en lugar de un procedimiento simulado. Por lo tanto, el beneficio observado se puede deber a un efecto placebo. Otro ensayo pequeño, aleatorizado, no mostró diferencias en el dolor o el estado funcional comparando la vertebroplastia con el tratamiento conservador en pacientes con dolor por fracturas vertebrales ocurridas en las 8 semanas últimas. Por otra parte, en dos ensayos aleatorizados con control a doble ciego que compararon la vertebroplastia con un procedimiento simulado mostraron que los pacientes con fracturas vertebrales dolorosas que se habían identificado dentro de los últimos 12 meses no se beneficiaron con la vertebroplastia en cuanto al dolor, la discapacidad funcional o la calidad de vida. La duración media de los síntomas antes de la realización del procedimiento fue de 12 a 13 semanas en un estudio, y de 16 a 20 semanas en otro. Dado que la vertebroplastia y la cifoplastia se han propuesto para aliviar el dolor de las fracturas vertebrales agudas, los análisis realizados en estos ensayos se hicieron en el subgrupo de pacientes cuyo dolor era de menor duración y no indican que la vertebroplastia sea más beneficiosa que el procedimiento simulado. Sin embargo, el poder para detectar diferencias entre los grupos fue limitado.

La vertebroplastia y la cifoplastia son procedimientos invasores que entrañan un pequeño riesgo de fuga sintomática del cemento epidural, causando lesiones de la raíz nerviosa (0,4-4% de los pacientes), y embolismo pulmonar sintomático del cemento (aproximadamente el 0,1% de los pacientes). Más preocupante es la posibilidad de que los procedimientos puedan aumentar el riesgo de fracturas vertebrales posteriores al aumentar la carga mecánica en las vértebras adyacentes a as que están siendo tratadas. En los ensayos aleatorizados realizados hasta la fecha no se ha documentado un exceso del riesgo de fracturas vertebrales posteriores luego de la vertebroplastia o la cifoplastia, pero esos ensayos no utilizaron estos resultados.

Calcio y vitamina D 
Todas las guías actuales para el tratamiento de la osteoporosis recomiendan una ingesta adecuada de calcio (≥ 1.000 mg/día) y vitamina D (≥ 600 UI/día). Sin embargo, un estudio aleatorizado, no controlado con placebo, comprobó que existe menor riesgo de fractura vertebral radiológica incidente o clínica con el uso de calcio solo, vitamina D sola, o calcio combinado con vitamina D.

Farmacoterapia 
Para reducir el riesgo de fracturas posteriores en las personas con fracturas vertebrales radiográficas o clínicas no provocadas por un traumatismo grave o un cáncer está indicado el tratamiento farmacológico, independientemente de la presencia o ausencia de síntomas asociados o del puntaje densitométrico T. Un gran estudio aleatorizado y controlado a doble ciego con placebo realizado en mujeres con osteoporosis posmenopáusica (los criterios de ingreso fueron una DMO baja o una fractura vertebral prevalerte radiológica) ha demostrado la eficacia de varios tratamientos farmacológicos en la reducción del riesgo de fracturas vertebrales clínicas o radiográficas incidentes.

Los agentes estudiados fueron los bifosfonatos orales (alendronato, ibandronato y risedronato), los bifosfonatos por vía intravenosa (ácido zoledrónico), los moduladores selectivos de los receptores de estrógenos (bazedoxifeno, lasofoxifeno y raloxifeno), la hormona paratiroidea, el denosumab, el ranelato de estroncio y la calcitonina, aunque la eficacia de esta última para reducir nuevas fracturas vertebrales es cuestionable. También se ha demostrado que el tratamiento con bifosfonatos (excepto el ibandronato, para el cual no se dispone de datos), el lasofoxifeno, el estroncio, el denosumab o la teriparatida reducen el riesgo de fracturas no vertebrales, y hay evidencia de que el alendronato, el risedronato, el ácido zoledrónico o el denosumab reducen el riesgo de fractura de cadera. En general, como tratamiento de primera línea, se utiliza el genérico alendronato, debido a su eficacia en la reducción de las fracturas no vertebrales (incluyendo la cadera) y las fracturas vertebrales, su perfil de seguridad durante 10 años de uso, y su costo relativo.

  •  Áreas de incertidumbres 

El valor de las imágenes de la columna vertebral es incierto en los pacientes para quienes el tratamiento farmacológico fue prescripto por indicaciones diferentes a la fractura vertebral (por ej., un puntaje T -2,5 o menos). La información sobre el estado en relación con las fracturas vertebrales prevalentes puede mejorar la predicción de fracturas vertebrales nuevas más allá de la prevista por las herramientas actuales de evaluación de riesgos, tales como el Fracture Risk Assessment Tool (FRAX) de la OMS, pero no se sabe si sirve para la predicción de fracturas incidentes en otras partes del esqueleto y en qué medida esta información altera el manejo de los pacientes. En los pacientes con fracturas vertebrales prevalentes o con osteoporosis, la eficacia del tratamiento farmacológico para la prevención de las fracturas en un período de más de 3 a 5 años es incierto y se desconocen los riesgos y beneficios de la interrupción del tratamiento por un período de tiempo determinado. Se requieren datos adicionales de ensayos aleatorizados bien controlados con control ciego, para determinar si los procedimientos de aumento vertebral realizados dentro de las primeras 6 semanas posteriores a una fractura vertebral discapacitante son eficaces y seguros. También se requieren ensayos para los pacientes con fracturas vertebrales clínicas destinados a determinar el efecto de las ortesis vertebrales y los programas de ejercicios para el dolor a largo plazo, la movilidad, el estado funcional y la calidad de vida.

  •  Guías de Sociedades Espec.

La International Society for Clinical Densitometry ha publicado guías para la evaluación de las fracturas vertebrales. Varias organizaciones, incluyendo la National Osteoporosis Foundation, la European Society for Clinical and Economic Evaluation of Osteoporosis and Osteoarthritis y el American College of Physicians han publicado guías para el diagnóstico y el tratamiento de la osteoporosis que se ocupan de las implicancias en el manejo de los pacientes luego de la identificación de fracturas vertebrales y la eficacia de los agentes farmacológicos para la prevención de las fracturas. Las recomendaciones en este artículo son generalmente concordantes con estas guías.

  •  Conclusión y recomendación

La historia y la semiología de la paciente aquí presentada sugieren una fractura vertebral clínica, pero el diagnóstico debe ser confirmado mediante un estudio por imágenes de la columna vertebral. La identificación de una fractura vertebral indica el diagnóstico de osteoporosis, independientemente del puntaje T de la densitometría ósea. 

Los objetivos inmediatos en el manejo de la paciente deberían ser el alivio del dolor y la preservación de la movilidad, lo que puede requerir el tratamiento con estupefacientes a corto plazo. A pesar de la existencia de incertidumbre sobre el efecto terapéutico del ejercicio, los autores le recomendaron un programa específico de ejercicios físicos con terapia postural, para mejorar la fuerza de la musculatura extensora de la espalda y su movilidad. Dado que las fracturas vertebrales se asocian con un riesgo mayor de fracturas futuras, el objetivo mediato debe ser reducir ese riesgo. 

Se recomienda una ingesta de calcio de 1.000 a 1.200 mg/día y de  vitamina D, de 600 a 800 UI/día (a través de la dieta, suplementos, o ambos), aunque el beneficio de este enfoque para la reducción del riesgo de fracturas vertebrales posteriores es incierto. Aunque se recomiendan varios medicamentos para reducir el riesgo de fracturas vertebrales nuevas, es preferible iniciar el tratamiento con alendronato genérico, teniendo en cuenta su eficacia en la reducción de las fracturas incidentes, incluyendo la fractura de cadera, su seguridad y su costo relativamente bajo.

  •  Contenidos relacionados
►Artículo  ➔ Noticia  ➲ Tema básico  ➜ Editorial

Traducción y resumen:  Dr. Rafael Perez Garcia vía EmergenMedHB

  •  Referencias bibliográficas

1. Riggs BL, Melton LJ III. The worldwide problem of osteoporosis: insights afforded by epidemiology. Bone 1995;17:Suppl:505S-511S.
2. Cooper C, Atkinson EJ, O’Fallon WM, Melton LJ III. Incidence of clinically diagnosed vertebral fractures: a populationbased study in Rochester, Minnesota, 1985-1989. J Bone Miner Res 1992;7:221-7.
3. Fink HA, Milavetz DL, Palermo L, et al. What proportion of incident radiographic vertebral deformities is clinically diagnosed and vice versa? J Bone Miner Res 2005;20:1216-22.
4. Ettinger B, Black DM, Nevitt MC, et al. Contribution of vertebral deformities to chronic back pain and disability. J Bone Miner Res 1992;7:449-56.
5. Silverman SL, Minshall ME, Shen W, Harper KD, Xie S. The relationship of health-related quality of life to prevalent and incident vertebral fractures in postmenopausal women with osteoporosis: results from the Multiple Outcomes of Raloxifene Evaluation Study. Arthritis Rheum 2001;44:2611-9.
6. Fink HA, Ensrud KE, Nelson DB, et al. Disability after clinical fracture in postmenopausal women with low bone density:the Fracture Intervention Trial (FIT). Osteoporos Int 2003;14:69-76.
7. Nevitt MC, Ettinger B, Black DM, et al. The association of radiographically detected vertebral fractures with back pain and function: a prospective study. Ann Intern Med 1998;128:793-800.
8. Ensrud KE, Thompson DE, Cauley JA, et al. Prevalent vertebral deformities predict mortality and hospitalization in older women with low bone mass. J Am Geriatr Soc 2000;48:241-9.
9. Klotzbuecher CM, Ross PD, Landsman PB, Abbott TA III, Berger M. Patients with prior fractures have an increased risk of future fractures: a summary of the literature and statistical synthesis. J Bone Miner Res 2000;15:721-39.
10. Melton LJ III, Lane AW, Cooper C, Eastell R, O’Fallon WM, Riggs BL. Prevalence and incidence of vertebral deformities. Osteoporos Int 1993;3:113-9.
11. Cauley JA, Palermo L, Vogt M, et al. Prevalent vertebral fractures in black women and white women. J Bone Miner Res 2008;23:1458-67.
12. Ling X, Cummings SR, Mingwei Q, et al. Vertebral fractures in Beijing, China: the Beijing Osteoporosis Project. J Bone Miner Res 2000;15:2019-25.
13. O’Neill TW, Felsenberg D, Varlow J, Cooper C, Kanis JA, Silman AJ. The prevalence of vertebral deformity in European men and women: the European Vertebral Osteoporosis Study. J Bone Miner Res 1996;11:1010-8.
14. Nevitt MC, Cummings SR, Stone KL, et al. Risk factors for a first-incident radiographic vertebral fracture in women > or = 65 years of age: the Study of Osteoporotic Fractures. J Bone Miner Res 2005;20:131-40.
15. Freitas SS, Barrett-Connor E, Ensrud KE, et al. Rate and circumstances of clinical vertebral fractures in
older men. Osteoporos Int 2008;19:615-23.
16. Schousboe JT, Vokes T, Broy SB, et al. Vertebral fracture assessment: the 2007 ISCD Official Positions. J
Clin Densitom 2008;11:92-108.
17. Schneider DL, von Mühlen D, Barrett-Connor E, Sartoris DJ. Kyphosis does not equal vertebral fractures: the Rancho Bernardo study. J Rheumatol 2004;31:747-52.
18. Jergas M, Genant HK. Spinal and femoral DXA for the assessment of spinal osteoporosis. Calcif Tissue Int 1997;61:351-7.
19. Schousboe JT, DeBold CR, Bowles C, Glickstein S, Rubino RK. Prevalence of vertebral compression fracture deformity by X-ray absorptiometry of lateral thoracic and lumbar spines in a population referred for bone densitometry. J Clin Densitom 2002;5:239-46.
20. O’Neill TW, Silman AJ. Definition and diagnosis of vertebral fracture. J Rheumatol 1997;24:1208-11.
21. Majumdar SR, Kim N, Colman I, et al. Incidental vertebral fractures discovered with chest radiography in the emergency department: prevalence, recognition, and osteoporosis management in a cohort of elderly patients. Arch Intern Med 2005; 165:905-9.
22. Kiel D. Assessing vertebral fractures. J Bone Miner Res 1995;10:518-23. [Erratum, J Bone Miner Res 1995;10:605.]
23. Genant HK, Wu CY, van Kujik C, Nevitt MC. Vertebral fracture assessment using a semiquantitative technique. J Bone Miner Res 1993;8:1137-48.
24. Lewiecki EM, Laster AJ. Clinical applications of vertebral fracture assessment by dual-energy x-ray absorptiometry. J Clin Endocrinol Metab 2006;91:4215-22.
25. Schousboe JT, DeBold CR. Reliability and accuracy of vertebral fracture assessment with densitometry compared to radiography in clinical practice. Osteoporos Int 2006;17:281-9.
26. Delmas PD, Genant HK, Crans GG, et al. Severity of prevalent vertebral fractures and the risk of subsequent vertebral and nonvertebral fractures: results from the MORE trial. Bone 2003;33:522-32.
27. Schousboe JT, Ensrud KE, Nyman JA, Kane RL, Melton LJ III. Cost-effectiveness of vertebral fracture assessment to detect prevalent vertebral deformity and select postmenopausal women with a femoral neck T-score >–2.5 for alendronate therapy: a modeling study. J Clin Densitom 2006;9:133-43.
28. Uetani M, Hashmi R, Hayashi K. Malignant and benign compression fractures: differentiation and diagnostic pitfalls on MRI. Clin Radiol 2004;59:124-31.
29. Burge R, Puleo E, Gehlbach S, Worley D, Klar J. Inpatient hospital and postacute care for vertebral fractures in women. Value Health 2002;5:301-11.
30. Prather H, Watson JO, Gilula LA. Nonoperative management of osteoporotic vertebral compression fractures. Injury 2007;38:Suppl 3:S40-S48.
31. Knopp JA, Diner BM, Blitz M, Lyritis GP, Rowe BH. Calcitonin for treating acute pain of osteoporotic vertebral compression fractures: a systematic review of randomized, controlled trials. Osteoporos Int 2005;16:1281-90.
32. Dusdal K, Grundmanis J, Luttin K, et al. Effects of therapeutic exercise for persons with osteoporotic vertebral fractures: a systematic review. Osteoporos Int 2011;22:755-69.
33. Pfeifer M, Begerow B, Minne HW. Effects of a new spinal orthosis on posture, trunk strength, and quality of life in women with postmenopausal osteoporosis: a randomized trial. Am J Phys Med Rehabil 2004;83:177-86.
34. Stadhouder A, Buskens E, Vergroesen DA, Fidler MW, de Nies F, Oner FC. Nonoperative treatment of thoracic and lumbar spine fractures: a prospective randomized study of different treatment options. J Orthop Trauma 2009;23:588-94.
35. Gray DT, Hollingworth W, Onwudiwe N, Jarvik JG. Costs and state-specific rates of thoracic and lumbar vertebroplasty, 2001-2005. Spine 2008;33:1905-12.
36. Zampini JM, White AP, McGuire KJ. Comparison of 5766 vertebral compression fractures treated with or without kyphoplasty. Clin Orthop Relat Res 2010; 468:1773-80.
37. Wardlaw D, Cummings SR, Van Meirhaeghe J, et al. Efficacy and safety of balloon kyphoplasty compared with nonsurgical care for vertebral compression fracture (FREE): a randomised controlled trial. Lancet 2009;373:1016-24.
38. Klazen CA, Lohle PN, de Vries J, et al. Vertebroplasty versus conservative treatment in acute osteoporotic vertebral compression fractures (Vertos II): an openlabel randomised trial. Lancet 2010;376:1085-92.
39. Rousing R, Hansen KL, Andersen MO, Jespersen SM, Thomsen K, Lauritsen JM. Twelve-months follow- up in forty-nine patients with acute/semiacute osteoporotic vertebral fractures treated conservatively or with percutaneous vertebroplasty: a clinical randomized study. Spine 2010;35:478-82.
40. Buchbinder R, Osborne RH, Ebeling PR, et al. A randomized trial of vertebroplasty for painful osteoporotic vertebral fractures. N Engl J Med 2009;361:557-68.
41. Kallmes DF, Comstock BA, Heagerty PJ, et al. A randomized trial of vertebroplasty for osteoporotic spinal fractures. N Engl J Med 2009;361:569-79.
42. Laredo JD, Hamze B. Complications of percutaneous vertebroplasty and their prevention. Skeletal Radiol 2004;33:493-505.
43. Lee B, Franklin I, Lewis JS, et al. The efficacy of percutaneous vertebroplasty for vertebral metastases associated with solid malignancies. Eur J Cancer 2009;45:1597-602.
44. Taylor RS, Fritzell P, Taylor RJ. Balloon kyphoplasty in the management of vertebral compression fractures: an updated systematic review and meta-analysis. Eur Spine J 2007;16:1085-100.
45. Krueger A, Bliemel C, Zettl R, Ruchholtz S. Management of pulmonary cement embolism after percutaneous vertebroplasty and kyphoplasty: a systematic review of the literature. Eur Spine J 2009;18:1257-65.
46. Mudano AS, Bian J, Cope JU, et al. Vertebroplasty and kyphoplasty are associated with an increased risk of secondary vertebral compression fractures: a population- based cohort study. Osteoporos Int 2009;20:819-26.
47. Trout AT, Kallmes DF, Kaufmann TJ. New fractures after vertebroplasty: adjacent fractures occur significantly sooner. AJNR Am J Neuroradiol 2006;27:217-23.
48. Jackson RD, LaCroix AZ, Gass M, et al. Calcium plus vitamin D supplementation and the risk of fractures. N Engl J Med 2006;354:669-83. [Erratum, N Engl J Med 2006;354:1102.]
49. Lips P, Bouillon R, van Schoor NM, et al. Reducing fracture risk with calcium and vitamin D. Clin Endocrinol (Oxf) 2010;73:277-85.
50. MacLean C, Newberry S, Maglione M, et al. Systematic review: comparative effectiveness of treatments to prevent fractures in men and women with low bone density or osteoporosis. Ann Intern Med 2008;148:197-213.
51. Stevenson M, Jones ML, De Nigris E, Brewer N, Davis S, Oakley J. A systematic review and economic evaluation of alendronate, etidronate, risedronate, raloxifene and teriparatide for the prevention and treatment of postmenopausal osteoporosis. Health Technol Assess 2005;9:1-160.
52. Silverman SL, Christiansen C, Genant HK, et al. Efficacy of bazedoxifene in reducing new vertebral fracture risk in postmenopausal women with osteoporosis: results from a 3-year, randomized, placebo-, and active-controlled clinical trial. J Bone Miner Res 2008;23:1923-34.
53. Cummings SR, Ensrud K, Delmas PD, et al. Lasofoxifene in postmenopausal women with osteoporosis. N Engl J Med 2010;362:686-96.
54. Greenspan SL, Bone HG, Ettinger MP, et al. Effect of recombinant human parathyroid hormone (1-84) on vertebral fracture and bone mineral density in postmenopausal women with osteoporosis: a randomized trial. Ann Intern Med 2007;146:326-39.
55. Cummings SR, San Martin J, Mc-Clung MR, et al. Denosumab for prevention of fractures in postmenopausal women with osteoporosis. N Engl J Med 2009;361:756-65. [Erratum, N Engl J Med 2009;361:1914.]
56. Meunier PJ, Roux C, Seeman E, et al. The effects of strontium ranelate on the risk of vertebral fracture in women with postmenopausal osteoporosis. N Engl J Med 2004;350:459-68.
57. Reginster JY, Seeman E, de Vernejoul MC, et al. Strontium ranelate reduces the risk of nonvertebral fractures in postmenopausal women with osteoporosis: Treatment of Peripheral Osteoporosis (TROPOS) study. J Clin Endocrinol Metab 2005;90:2816-22.
58. Donaldson MG, Palermo L, Schousboe JT, Ensrud KE, Hochberg MC, Cummings SR. FRAX and risk of vertebral fractures: the Fracture Intervention Trial. J Bone Miner Res 2009;24:1793-9.
59. Kanis JA, Burlet N, Cooper C, et al. European guidance for the diagnosis and management of osteoporosis in postmenopausal women. Osteoporos Int 2008;19:399-428. [Erratum, Osteoporos Int 2008;19:1103-4.]
60. National Osteoporosis Foundation. NOF clinician’s guide to prevention and treatment of osteoporosis, 2010 (http://www. nof.org/professionals/clinical-guidelines.)
61. Qaseem A, Snow V, Shekelle P, Hopkins R Jr, Forciea MA, Owens DK. Pharmacologic treatment of low bone density or osteoporosis to prevent fractures: a clinical practice guideline from the American College of Physicians. Ann Intern Med 2008;149:404-15.







No hay comentarios:

Publicar un comentario