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viernes, 12 de junio de 2015

Mitos, presunciones y hechos acerca de la obesidad

Mitos, presunciones y hechos acerca de la obesidad

Falsas creencias: Existen muchas creencias sobre la obesidad que perduran sin tener evidencia científica que las avale (presunciones); algunas persisten a pesar de evidencia contradictoria (mitos).

Autor(es): Dres. Casazza K, Fontaine K, Astrup A,et al


  •  Resumen



  • Los mitos son creencias que se toman por verdaderas a pesar de que hay considerable evidencia que las desmienten. Las presunciones son creencias que se toman por verdaderas y para las que no hay evidencia convincente que las confirmen o las desmientan. Los hechos son proposiciones respaldadas por evidencia suficiente para considerarlas empíricamente demostradas a los fines prácticos.
  • Mediante búsquedas a través de Internet de literatura popular y científica los autores identificaron, analizaron y clasificaron mitos y presunciones relacionados con la obesidad. También examinaron hechos que están avalados por la evidencia, en especial aquéllos que tienen consecuencias prácticas para la salud pública, las políticas sanitarias o las recomendaciones clínicas.
  • Los científicos reconocen que los experimentos aleatorizados son los que ofrecen la evidencia más robusta para efectuar deducciones causales.                                                                                                                                                         


  •  Introducción 

Muchas creencias sobre la obesidad persisten aunque no haya evidencia científica que las avale. Cuando las personas, en general los medios de comunicación y hasta los científicos apoyan creencias no confirmadas, las consecuencias pueden ser políticas ineficaces, recomendaciones poco útiles y asignaciones de recursos improductivas.

Los mitos son creencias que se toman por verdaderas a pesar de que hay considerable evidencia que las desmienten. Las presunciones son creencias que se toman por verdaderas y para las que no hay evidencia convincente que las confirmen o las desmientan. Los hechos son proposiciones respaldadas por evidencia suficiente para considerarlas empíricamente demostradas a los fines prácticos.

Los científicos reconocen que los experimentos aleatorizados son los que ofrecen la evidencia más robusta para efectuar deducciones causales. Sin embargo, admiten que en ciertas circunstancias (ej: cuando no es ético o posible efectuar un estudio aleatorizado), es necesario y apropiado deducir causalidad en ausencia de datos de estudios aleatorizados, controlados. Estas circunstancias raras veces se hallan en los estudios sobre obesidad. Es posible efectuar estudios aleatorizados de incluso los procedimientos más sensibles e invasivos con respecto a la obesidad. Por consiguiente, en este artículo se considera que una proposición es verdadera sólo si es avalada por estudios aleatorizados que la confirman.

Mediante búsquedas a través de Internet de literatura popular y científica los autores identificaron, analizaron y clasificaron mitos y presunciones relacionados con la obesidad. También examinaron hechos que están avalados por la evidencia, en especial aquéllos que tienen consecuencias prácticas para la salud pública, las políticas sanitarias o las recomendaciones clínicas.

  •  Mitos

Mito 1. " Cambios pequeños y sostenidos en el consumo o el gasto de energía producirán cambios de peso importantes y prolongados".

Este mito se sostiene sobre la base de la regla de las 3500 kcal, que ya tiene medio siglo de antigüedad y equipara 450 gr. de alteración en el peso a una deficiencia o un aumento acumulado de 3500 kcal. Pero aplicar la regla de las 3500 kcal a casos en los que se hacen pequeñas modificaciones durante largos períodos trasgrede las presunciones del modelo original, que provienen de experimentos a corto plazo efectuados en hombres con dietas muy hipocalóricas (<800 kcal por día). Estudios recientes mostraron que la variabilidad individual afecta los cambios en la composición corporal en respuesta a los cambios en el consumo y el gasto calórico y los análisis indican cambios de peso mucho más pequeños que los de la regla de las 3500 kcal. Por ejemplo, mientras que la regla de las 3500 kcal indica que una persona que aumenta su gasto calórico diario en 100 kcal al caminar 1,6 km por día perderá más de 22,7 kg en 5 años, el verdadero descenso de peso es de sólo unos 4,5 kg, siempre que no aumente compensatoriamente su consumo calórico, ya que los cambios en la masa corporal alteran las necesidades calóricas del organismo

Mito 2. " Fijar objetivos realistas para el descenso de peso es importante, porque de lo contrario los pacientes se frustran y adelgazan menos".

Aunque ésta es una hipótesis razonable, datos empíricos no indican una asociación negativa sugerente entre los objetivos ambiciosos y el adelgazamiento. En realidad, varios estudios mostraron que los objetivos más ambiciosos a veces se asocian con mejores resultados. Más aún, dos estudios mostraron que las intervenciones que cambiaban los objetivos poco realistas para mejorar los resultados produjeron expectativas más realistas, pero no mejores resultados.

Mito 3. "El descenso de peso importante y rápido se asocia con menor adelgazamiento a largo plazo que el descenso lento y gradual".

En estudios de adelgazamiento, el descenso de peso inicial mayor y más rápido se asoció con menor peso al término del seguimiento prolongado. Un metanálisis de estudios aleatorizados, controlados, sobre el descenso de peso rápido (logrado con dietas muy hipocalóricas) en relación con el descenso más lento (logrado con dietas hipocalóricas de 800-1200 kcal por día) al cabo del seguimiento a corto plazo (<1 año) y prolongado (≥1 año) mostró que, a pesar de que las dietas muy hipocalóricas se asociaron con un descenso de peso significativamente mayor al término del seguimiento breve, no hubo diferencia significativa entre ambas dietas con respecto al descenso de peso al término del seguimiento prolongado.

Mito 4. " Es importante evaluar la disposición para hacer dieta a fin de ayudar a los pacientes que solicitan tratamiento para adelgazar".

La buena disposición no pronostica la magnitud del adelgazamiento o el cumplimiento terapéutico entre las personas que se anotan para programas conductuales o que se someten a cirugía para la obesidad. Cinco estudios (con 3910 participantes; mediana del tiempo de estudio 9 meses) evaluaron las etapas del cambio (no exclusivamente la disposición) y mostraron un descenso del peso promedio menor de 1 kg y ninguna evidencia concluyente de adelgazamiento sostenido. La explicación puede ser sencilla- las personas que ingresan voluntariamente a los programas para adelgazar por definición están al menos mínimamente dispuestas a adoptar las conductas exigidas para bajar de peso.

Mito 5. " Las clases de educación física, en su modalidad actual, son importantes para adelgazar o prevenir la obesidad infantil". 

No se ha demostrado que la educación física, en su modalidad habitual, disminuya o prevenga la obesidad. Datos de tres estudios centrados sobre mayor tiempo de educación física, indicaron que aún aumentando la cantidad de días de clase de educación física, los efectos sobre el índice de masa corporal (IMC) fueron contradictorios en ambos sexos y en todos los grupos etarios.

Estudios con mejor control de los factores de confusión, así como un estudio aleatorizado, controlado, con más de 13000 niños que fueron seguidos durante más de seis años no proporcionaron evidencia convincente del efecto de la lactancia materna sobre la obesidad. Aunque los datos existentes indican que la lactancia materna no tiene efectos antiobesidad significativos en niños, tiene otros beneficios importantes para el lactante y la madre y se la debe promover.

Mito 6. Un episodio de actividad sexual quema 100-300 kcal por cada participante.

El gasto calórico de las relaciones sexuales se puede estimar tomando el producto de la intensidad de la actividad en equivalentes metabólicos (MET), el peso corporal en kilos y el tiempo empleado. Por ejemplo, un hombre que pesa 70 kg a una actividad de 3 MET, gastaría aproximadamente 3,5 kcal por minuto (210 kcal por hora) durante una relación sexual. Este nivel de gasto es similar al que se logra al caminar a paso moderado (unos 4 km por hora).

  •  Presunciones

En lugar de describir exhaustivamente todos los datos relacionados con cada una de las seis presunciones, se menciona la mejor evidencia.

Presunción 1" Tomar el desayuno todos los días en lugar de saltearlo, protege contra la obesidad".

Dos estudios aleatorizados, controlados, que estudiaron los resultados de estas dos modalidadesno mostraron ningún efecto sobre el peso.


Presunción 2. "Los hábitos sobre la alimentación y el ejercicio que influyen sobre el peso durante toda la vida se aprenden en la primera infancia".

Aunque el IMC de cada persona tiende a estar en el mismo percentilo durante toda la vida, estudios genéticos longitudinales sugieren que esto puede ser debido principalmente al genotipo más que al efecto persistente del aprendizaje temprano.


Presunción 3. "Comer más frutas y verduras producirá descenso de peso o menor aumento del mismo, independientemente de cualquier otro cambio de conducta o ambiental". 

Es cierto que el consumo de frutas y verduras es beneficioso para la salud. No obstante, cuando ningún cambio de la conducta acompaña este consumo, puede haber aumento de peso o ningún cambio del mismo.


Presunción 4. " Los ciclos de pérdida y recuperación del peso se asocian con aumento de la mortalidad".

Aunque estudios epidemiológicos de observación muestran que la inestabilidad en el peso se asocia con aumento de la mortalidad, estos datos probablemente se deben a confusión por el estado de salud. Estudios en animales no apoyan esta asociación epidemiológica.


Presunción 5. "Comer entre horas contribuye al aumento de peso y la obesidad".

Estudios aleatorizados, controlados, no apoyan esta presunción.

  •  Hechos

Además de los mitos y las presunciones, lo siguiente se sabe con seguridad:

1- Aunque los factores genéticos son importantes, herencia no es destino; cambios moderados del entorno pueden ser tan eficaces para favorecer el descenso de peso como los mejores fármacos.

2Las dietas (disminución del consumo calórico) son muy eficaces para adelgazar, pero tratar de hacer dieta o recomendar a alguien que se ponga a dieta no es tan eficaz en el largo plazo.

3- Independientemente del peso o del descenso de peso, aumentar el ejercicio mejora la salud.

4La actividad física o el ejercicio en cantidades suficientes ayudan al mantenimiento prolongado del peso

5- La continuación de condiciones que favorecen el adelgazamiento favorecen el mantenimiento de un menor peso.

6- Para los niños con sobrepeso, los programas en los que participan los padres y el entorno familiar favorecen mayor adelgazamiento o mantenimiento del peso

7- Proporcionar comidas estructuradas y emplear sustitutos alimentarios favorecen mayor descenso de peso

8- Algunos fármacos pueden ayudar a los pacientes a lograr un descenso de peso significativo y a mantenerlo mientras continúa su empleo

9- En los pacientes apropiados, la cirugía bariátrica produce adelgazamiento duradero y disminuye las tasas de casos nuevos de diabetes y la mortalidad.


Los dos primeros factores contribuyen a establecer un marco en el que la intervención y las técnicas preventivas pueden ser útiles. Los cuatro factores siguientes son más normativos y ofrecen herramientas que se pueden transmitir al público como bien comprobadas. Los tres últimos factores son adecuados para el ámbito médico.

  •  Consecuencias

Numerosos mitos y presunciones sobre la obesidad reflejan la insuficiente consideración de los diversos aspectos del equilibrio calórico, especialmente la compensación fisiológica de los cambios en el consumo o en el gasto. Algunos de estos mitos y presunciones implican el supuesto implícito de que no hay ninguna compensación fisiológica (ej: la regla de las 3500 kcal) o una compensación sólo mínima (ej: disminución de las comidas entre horas como medio para adelgazar). En otros casos, hay un supuesto implícito de sobrecompensación (ej: desayunar todos los días o aumentar el consumo de frutas y verduras como medio para adelgazar).

Los que proponen otras ideas no corroboradas no consideran que se quema cierta cantidad de calorías aún sin participar en la actividad en cuestión (ej: aumento de la actividad sexual). Además, los interesados no buscan los resultados de estudios a largo plazo, aleatorizados, que midan el peso o la adiposidad como parámetro de resultados.

Por lo tanto, los datos presentados están plagados de evidencia circunstancial y no se informa que ésta no es convincente (ej: los beneficios del desayuno). Además, algunos tratamientos o estrategias de prevención sugeridas pueden funcionar bien (ej: aumentar el consumo de frutas y verduras), pero sólo como parte de un programa polifacético para el descenso de peso. La evidencia de que una técnica es beneficiosa para tratar la obesidad no es necesariamente evidencia de que será útil para enfoques demográficos preventivos y viceversa.

  •  Saber y no saber

Numerosos sesgos cognitivos llevan a mantener creencias erróneas. Cuando los medios proporcionan abundante cobertura sobre la obesidad, muchas personas parecen creer algunos mitos (ej: adelgazar rápidamente facilita volver a aumentar de peso) debido a la exposición repetida a ciertas afirmaciones.

La disonancia cognitiva quizás no nos permita abandonar ideas que son importantes para nosotros, a pesar de evidencia contradictoria (ej: la idea de que la lactancia materna previene la obesidad en niños).

Igualmente, el sesgo de confirmación puede evitar que busquemos datos que refuten proposiciones que ya hemos aceptado intuitivamente como verdaderas porque parecen obvias (ej: el valor de objetivos realistas para adelgazar).

Afortunadamente, el método científico y el pensamiento lógico ofrecen maneras de detectar afirmaciones equivocadas y aumentar nuestros conocimientos.. Más aún, a veces nos conformamos con datos generados con métodos inadecuados en situaciones en las que son posibles estudios mejor diseñados, incluidos verdaderos experimentos aleatorizados). 

Los mitos y presunciones sobre la obesidad analizados son sólo una muestra de las numerosas creencias de muchas personas, entre otros también los científicos, los periodistas y el público en general. No obstante, hay hechos sobre la obesidad que son útiles y de los que podemos estar razonablemente seguros. Mientras trabajamos para generar más conocimientos útiles, podemos en algunos casos avanzar con estrategias postuladas, pero no comprobadas. Sin embargo, como científicos, debemos ser siempre sinceros y honestos con el público acerca del estado de nuestros conocimientos y evaluar rigurosamente las estrategias no comprobadas. 

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Traducción y resumen:  Dr. Ricardo Ferreira vía IntraMedDr. Rafael Perez Garcia vía EmergenMedHB  

  •  Referencias bibliográficas


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